Los helados de la Reina de Casablanca
Laura Muñoz, de apenas 13 años, fue una de las estrellas de la delegación española en los Juegos de 1983 en Marruecos. Una experiencia que le cambió la vida.
Con un chándal granate que retenía el desértico calor proveniente del sur, la expedición española que participó en los Juegos Mediterráneos de Casablanca, en 1983, sudó de lo lindo en la ceremonia de inauguración. Para compensar el sofoco, la organización repartió helados a los deportistas después de sus pruebas, un regalo inolvidable para Laura Muñoz (Madrid, 1970), una gimnasta de 13 años que tras la competición se convertiría en la Reina de Casablanca, con cuatro medallas colgadas al cuello (tres y una plata). La tierna imagen de la niña disfrutando de su helado al borde del tapiz es una de las más icónicas que se recuerdan en la historia de estos Juegos.
La Ciudad Blanca (que eso significa ad-Da al-Baïda) albergó una competición con 2.180 deportistas y 16 países, con la pretensión de ofrecer la imagen de un pueblo marroquí unido y seguro... a las órdenes de Hassan II (padre del actual monarca Mohamed VI), que en 1975 había lanzado la Marcha Verde para 'recuperar' el Sáhara español con Franco a poco de morir, y que sobrevivió a tantos atentados que parecía Terminator.
“El ambientazo era impresionante y la gente se volcó. Quizás eran mis ojos, que con 13 años lo veían así, pero recuerdo que nos tenía que escoltar la policía cuando íbamos en autobús porque las calles estaban llenas de gente”, rememora Muñoz, que se pasaba las horas entrenando y compitiendo, y que recuerda que los atletas y los jugadores de baloncesto eran los más amables. Lo cierto es que la percepción de esta gimnasta del barrio de La Concepción de Madrid es tan real como sus logros: Casablanca era una ciudad sitiada.
La soberbia actuación de Muñoz en una España con pocos símbolos femeninos dio la vuelta al país. Pronto la Reina de Casablanca se convirtió en un icono. “Mi vida cambió. Recuerdo que cuando regresé tuve mucha repercusión y no paraban de hacerme entrevistas… Los Juegos Mediterráneos me han dado todo y son mi mejor recuerdo. Se empezaba a hablar de mi deporte”, explica Muñoz, tan diminuta y acróbata en Casablanca que se ganó el corazón de los aficionados, como también lo hizo Chema Olazábal. El joven golfista obtuvo su primer triunfo internacional y el golf mundial empezó a tenerlo en cuenta. Un presagio que se confirmaría años después.
Con su palmarés reluciente y con un futuro esplendoroso, la gimnasta se dio de bruces con la realidad internacional, en la que España era un país menos pomposo que en el Mediterráneo. Participó en los JJOO de Atenas 1984 y de Seúl 1988, cuando conoció a Arantxa Sánchez Vicario, otra joven que, poco después, se convertiría durante más de una década en la imagen femenina del deporte español. De nuevo en un país árabe gobernado férreamente, en una Siria también controlada y en los Juegos del Mediterráneo del 87, Muñoz, ya con 17 años, ganó cinco oros y volvió a ser la más aplaudida en la ciudad marítima de Latakia. "Fui abanderada. Recuerdo que cuando aterrizamos en el país tuvimos que trasladarnos a la villa en un autobús. El trayecto duró toda la noche. Nos alojábamos en unos apartamentos bajos. Fue muy emotivo y tengo grandes recuerdos", explica, momentos de euforia hasta que aparecieron las primeras lesiones, las que le lastraron y la apartaron de los Juegos Olímpicos de Barcelona '92 y del deporte profesional. "No era muy exigente. Y no estaba al cien por cien", resume.
A Laura Muñoz le llegó la gimnasia de casualidad. Mientras su hermana quería apuntarse a natación, a ella le dio por las volteretas, y en poco tiempo se convirtió en campeona de España de categoría alevín. Luego, con 11 años, ya debutó en el Europeo de Bulgaria y, con 14, a las puertas de acudir a Los Ángeles 1984, su suspenso en Educación Física en el colegio fue noticia de alcance nacional. Por aquel entonces, ya era la Reina de Casablanca, unos Juegos que, a España, le dieron 69 medallas. No ha habido en la historia de estos Juegos una chica con tantas medallas como Laura Muñoz.