Un golazo de Ortiz tumbó al Barcelona en la prórroga
El Movistar se llevó el primer partido de la final de la Liga en un encuentro tremendo, muy caliente, que hace presagiar una final espectacular. Este sábado, segundo duelo.
Corría el segundo tiempo de la prórroga, con Movistar y Barça batiéndose en un duelo igualadísimo, cuando apareció Carlos Ortiz. El capitán de los madrileños, que siempre deja su firma en los momentos de más apuro de su equipo, al que es difícil no verle entre los mejores en los últimos títulos de los suyos. Y el cierre, casi desde media pista, se sacó un zurdazo tremendo, un misil teledirigido a la escuadra de Paco Sedano que decidía el primer punto de la final. Un desenlace (4-2 ganó Inter) digno de lo que se espera como una serie de época.
Este sábado (13:15, Teledeporte y Eurosport2) se vivirá el segundo capítulo al que se llegará con cuentas pendientes. Porque el partido tuvo de todo. Una primera parte de dominio local, con Gadeia marcando el 1-0 en los primeros minutos. Al Barça quizá le costó más entrar en el partido, pero no tardó en enseñar los dientes. Rafael, sobre la línea, sacó el que podía ser el empate tras una gran jugada de Ferrao. Pero fue Borja, otra vez para el Movistar, el que marcó el 2-0.
En la segunda parte cambió el escenario. El partido se volvió loco, se jugaba a mil por hora y con los nervios desatados. Fue lo que le pasó a Esquerdina, que vio dos amarillas tras una falta y su posterior protesta airada a los árbitros. La superioridad no fue capaz de aprovecharla el equipo local, que siempre chocó con Paco Sedano y se le escapó la oportunidad de cerrar el partido. Más cuando Leo Santana primero y Sergio Lozano, desde los diez metros tras una falta de Ricardinho, mandaban el encuentro a la prórroga.
Un tiempo extra donde Carlos Ortiz volvió a demostrar por qué es considerado, tras Ricardinho, el segundo mejor jugador del planeta. Un cierre que, tras estar peleando con Ferrao durante todo el choque, fue capaz de sacarse de la chistera una obra maestra. El Barça, con portero-jugador, ya no pudo responder y Pola, a puerta vacía, decidió este primer asalto gigantesco.