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NFL Combine

El cuerpo de receptores necesita una gran Combine

La promoción de wide recivers de 2018 no es de las más destacadas y se suma al hecho de que las últimas han sido más bien mediocres.

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El cuerpo de receptores necesita una gran Combine

No tengo muy claro que los equipos necesitados de wide receivers vayan a ver esta promoción como la solución a sus males. Es evidente que siempre puede aparecer una joya en cualquier esquina, y que muchos de los chicos que se presentan al draft tienen potencial de sobra para acabar siendo estrellas. El problema es que, en la superficie, eso es difícil de ver y, además, cuentan con la desventaja de lo que se ha visto en las últimas tres campañas.

Y es que la posición de receptor ha tenido más disgustos que alegrías para los que se han gastado una primera ronda en ellos. En 2015 fueron elegidos Amari Cooper, Kevin White, DeVante Parker, Nelson Agholor, Breshad Perriman y Phillip Dorsett. En el 2016 los agraciados fueron Corey Coleman, Will Fuller, Josh Doctson y Laquon Treadwell. En 2017 la lista es de Corey Davis, Mike Williams y John Ross. Con sus más y sus menos, ya lo sé, pero la lista es para echarse a llorar. Y eso se notará a la hora de elegir a alguno de los siguientes chicos con una primera ronda:

Calvin Ridley, Alabama

A mí parecer, el más completo de los receptores del draft. Quizás necesitase algún centímetro más, algún kilo de músculo, alguna punta de velocidad... lo que quiere decir que no es perfecto, claro, y que no es el típico especimen que te vuelve loco a la primera.

Sin embargo, verle correr rutas con fluidez, despegarse de sus marcadores y funcionar casi en cualquier posición que se requiere en los sistemas profesionales de fútbol americano, hacen de él alguien que imaginas que puede funcionar desde el principio, y hacerlo a un nivel notable.

Courtland Sutton, SMU

De Sutton convence el tamaño y el poderío físico. A la par está el hecho de que su velocidad es media, siendo generoso, como para pensar que pueda ser un receptor imparable en la NFL. No ha jugado, además, contra secundarias de gran nivel como para poder juzgar con propiedad una de sus grandes bazas: que gana balones divididos en un gran porcentaje de ocasiones.

James Washington, Oklahoma State

James Washington es imposible de disociar de su compañero en Oklahoma State, el quarterback Mason Rudolph. Ambos dejan muchas dudas de cara a como trasladarán su juego a la NFl y ambos parecen mostrar más defectos que virtudes.

Pero cuando hacían click entre ellos, boom, eran temibles. Washington era capaz de romper en profundo, amargar a cualquier defensive back y posicionarse para que, si Rudolph acertaba, marcarse una big play como un piano. No está exento de explosividad, no.

Anthony Miller, Memphis

Me encanta Miller por su capacidad para sobresalir en los partidos. Ha jugado para una universidad pequeña y él mismo es bastante pequeño. No está en la liga de esos portentos físicos que se necesitan para triunfar en la posición en la NFL, sino en el grupo de esos que acaban triunfando por coraje y por capacidad para moverse por el slot. Uno de mis favoritos.

Christian Kirk, Texas A&M

Otro jugador pequeño que tiene que fiarse de sus instintos y de su inteligencia para moverse por el campo y convertirse en un objetivo deseable para su quarterback, para sus entrenadores. Los jugadores de slot han ganado en importancia en los últimos tiempos y, quizás, Kirk pueda convertirse en el siguiente en ser imprescindible en su equipo.

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