NFL
La NFL cambia a la vieja guardia de entrenadores clásicos
La liga vive una época convulsa en la que muchos nombres míticos han sido relevados por jóvenes con ganas de cambiar la forma de jugar al football. Steelers vs Patriots en vivo y directo: NFL, Semana 1
La NFL vive momentos de cambio. Puede que no lo parezca en la superficie, pero tiene una inercia clara a borrar del mapa el clasicismo para apostar por una forma más joven de entender el juego. Y con joven me refiero no sólo a la edad sino también a hacer más caso de los estilos que vienen desde el mundo universitario, en cuanto a táctica, y a una manera de entender las relaciones personales más acordes al siglo XXI.
Lo digo porque desde 2016 hay diecisiete entrenadores nuevos en la liga. Diecisiete son muchísimos. Más de la mitad. Y conforman un grupo, siempre hablando en general, que ha venido a cambiar las cosas al tiempo que se ha jubilado a auténticos estandartes del pasado que, por hache o por be, habían sido adelantados por la derecha por el nuevo empuje de la competición.
El seísmo no es gradual, aunque no alcance el calificativo de revolución, sino que es notable y continuado, algo que hemos visto esta misma temporada, y posiciona a la NFL, sospecho, para una próximas temporadas en la que la estabilidad en el puesto de entrenador jefe será mayor. Es decir, estamos ante una limpia que, por cierto, considero necesaria, y ante el asentamiento de unas bases que hará que el número de entrenadores con los que se tenga paciencia aumente en próximos meses de enero.
Lo digo porque en este 2017, por ejemplo, hemos visto como los que perdían su trabajo eran gente como Jack Del Río, John Fox, Mike Mularkey, Bruce Arians (retirado, no despedido) o Jim Caldwell, todos ellos de una manera u otra encuadrados en lo que podríamos llamar como vieja guardia de la NFL. Todos ellos, de una manera u otra, con experiencia como entrenadores jefe anteriormente.
Se unen a casos similares en años anteriores: Mike Smith, Gary Kubiak, Jeff Fisher, Rex Ryan, Lovie Smith... no cabe duda de que, en muchos casos, hemos asistido al final de sus carreras como entrenadores jefes en la liga profesional. Podríamos hablar, también de coordinadores como Dick LeBeau, de los Titans, que se ha quedado sin empleo a sus más de 80 años y sin haber dejado de estar en la NFL desde 1959.
Los sustitutos, también hablando en mayoría porque hay casos para todos los gustos, tienen un perfil más excitante y están ante su primera oportunidad. En este periodo de 2017, por ejemplo, Mike Vrabel (Titans), Steve Wilks (Cardinals), Matt Patricia (¿Lions?), Matt Nagy (Bears) e, incluso, Josh McDaniels (¿Colts?), a pesar de su experiencia con los Broncos, cumplen con esa premisa de venir desde atrás con empuje, con novedad, con ideas frescas y con ganas de poner patas abajo el tinglado.
No es más que la misma tendencia de los últimos dos años.
En Los Angeles Rams no dudaron en apostar por un Sean McVay de tan sólo 31 añitos, con evidente voluntad de encontrar una joya diferente al resto, y vaya si lo han hecho. Una idea similar tuvieron los San Francisco 49ers al confiar en Kyle Shanahan. Y, aunque los resultados sean diversos, he ahí el mismo empuje y el mismo deseo subversivo en las contrataciones de Adam Gase (Dolphins), Vance Joseph (Broncos), Sean McDermott (Bills) y Dirk Koetter (Bucs).
En total, de los 17 nuevos contratados como entrenadores jefe en los últimos dos años en la NFL, una docena debutan en el cargo y son jóvenes representantes de una nueva ola. Es probable que estos tengan dispongan de algo más de paciencia que los viejos veteranos de mil batallas que, francamente, ofrecen poca ilusión en el puesto si es que no llegan los resultados en seguida.
La NFL está en un proceso de cambio en el puesto de entrenador. Veremos si es bueno para el juego, para la estabilidad del puesto a medio plazo, para las franquicias y para los jugadores. Lo que es cierto es que es mucho más excitante; sin tener nada en contra de algunos entrenadores que hicieron historia hace más de una década, era necesario abrir las ventanas de la competición, airear y ver de lo que son capaces los nuevos cachorros.