Alejandra Aznar, waterpolista precoz que llama a la puerta

Desde que el waterpolo femenino se colgara en los Juegos de Londres 2012 la medalla de plata, prácticamente no se ha bajado del podio en los grandes campeonatos. El futuro está asegurado en un deporte que no para de criar talentos. Una de las últimas en asomar es Alejandra Aznar (Barcelona, 2000), la cuarta máxima goleadora de la División de Honor, con 23 goles, y una de las líderes del europeo CN Sant Andreu, un club que intenta competir con CN Sabadell y CN Mataró por las primeras posiciones. Hoy (20:30), juegan en Euroliga frente al Utrecht. 

Aprendió lo que era el waterpolo aún en pañales. Su padre, Javi, actualmente entrenador del CN Sant Andreu, era responsable del waterpolo en el CE Mediterrani cuando, con apenas dos años, su hija se apuntó a los cursos de natación. Poco a poco fue demostrando su destreza para deslizarse en el agua, incluso llegó a quedar campeona de Cataluña de 100 metros espalda antes de decantarse por el waterpolo. Le divertía más el deporte de su familia, y con 12 años decidió empezar la carrera del balón amarillo. Prosiguió en el Mediterrani hasta que el ambicioso proyecto del Sant Andreu le cautivó con apenas 14 años.

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Alejandra siempre fue una niña precoz. Con 15 años, en los Eurogames de Bakú, fue máxima goleadora de la categoría júnior y se colgó la plata, una de sus primeras grandes actuaciones internacionales pese a ser dos años más joven que el límite de edad de aquel campeonato. Es una asidua del equipo juvenil, con el que en 2017 se proclamó campeona europea siendo máxima goleadora y MVP. Si mantiene esta progresión acabará con las séniors en un corto periodo de tiempo y ya ha sido llamada a concentraciones con la absoluta. 

Fuera de la piscina es una chica de 17 años. Estudia con buenas notas Segundo de Bachillerato, le gusta leer, ver series y salir con sus amigas siempre y cuando el deporte se lo permita. Una historia común en deportes minoritarios. Padre entrenador e hija deportista.