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AJEDREZ | MUNDIALES EN RIAD

El triunfo de Muzychuk: ajedrez sin velo en Arabia Saudí

La FIDE negoció para que las mujeres jueguen sin abaya ni hiyab. La ucraniana había renunciado para protestar por la situación de la mujer.

Actualizado a
El Mundial en Riad.
Salah MalkawiGetty Images

El Mundial de ajedrez de partidas rápidas y relámpago de Riad, la capital de Arabia Saudí, avanza sin Anna Muzychuk, la doble campeona. La ucraniana, de 27 años, se negó a defender sus títulos en protesta por la situación de la mujer en el ultraconservador país musulmán.

La renuncia a repetir de Doha (Qatar), organizadora de la edición anterior, abrió la puerta a Arabia Saudí, con quien la FIDE (Federacion Internacional de Ajedrez) firmó un acuerdo por tres años. Los dos millones de dólares en premios y la premura pesaron más que las consideraciones morales.

El pasado 11 de noviembre, Muzychuk ya advirtió de las consecuencias que podría traer: “Primero Irán, luego Arabia Saudí. ¿Dónde se organizará el próximo Mundial femenino? A pesar del premio, no jugaré en Riad, lo que significará perder los dos títulos. ¿Tener que vestir con abaya todo el tiempo? ¿Arriesgar tu vida? Todo tiene sus límites. Y el velo en Irán fue suficiente”. “No quiero ser una criatura de segunda”, refrendó después, un día antes del inicio de la cita.

Anna Muzychuk.
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Anna Muzychuk.STAFFREUTERS

Se refería Muzychuk en su post en Facebook al Mundial clásico que tuvo lugar en Teherán en febrero, donde perdió la final contra la china Tan Zhongyi y donde tuvo que jugar con un hiyab (velo que cubre cabeza y pecho). Su hermana Mariya, campeona del mundo en 2015 y subcampeona en 2016, ya se negó a participar, al igual que otras jugadoras.

La renuncia en Teherán de Mariya, la estadounidense Nazi Paikidze o la argentina Carolina Luján, y la que han llevado a cabo Anna y también Luján en Arabia, sí ha tenido consecuencias positivas. “Espero que el próximo Mundial se organice en un país que respete los derechos humanos y la diversidad cultural”, escribió la argentina. FIDE negoció, y consiguió, relajar las estrictas normas de vestimenta para las mujeres. Está plasmado en una regla del torneo: “La abaya (túnica que cubre el cuerpo completamente) sólo deberá vestirse en lugares públicos, como centros comerciales o puntos turísticos. En el hotel, los autobuses que conectan con la sede del torneo y en la sala de juego, no hay necesidad de llevar túnica alguna”.

Así que estos días, tal y como se puede ver en las fotos, no hay jugadoras con abaya ni hiyab en el espectacular recinto construido por la arquitecta Zaha Hadid que alberga el Torneo Rey Salmán. Algo que también ha servido para que proliferen críticas en las redes hacia Muzychuk, a la que acusan de “hipócrita” por negarse a jugar tapada cuando no se exige.

El caso es que, después de la contundente protesta de la campeona, en Arabia Saudí se está celebrando la primera competición deportiva en la que la mujer, aunque debe llevar un traje formal, no se ve obligada a vestir como una saudí. Lisandra Ordaz, número uno de Cuba, destacaba a Chess24.com que “todos son muy respetuosos”.

Eso, en un país donde en 2016 la primera autoridad religiosa prohibía aún el ajedrez al considerarlo un juego perverso y donde se acaba de autorizar a las mujeres conducir. Pequeños grandes pasos. Sin embargo, los hombres (el número uno Magnus Carlsen juega, pero Hiraku Nakamura renunció como protesta) se repartirán 1,5 millones en premios y las mujeres sólo medio. Queda camino.