Massó y Díaz: "Es un honor ser de la Escuela de Cuba de salto"
Maykel Massó vuela a 8,33 en longitud, con 18, y Jordan Díaz alcanza unos impresionantes 17,30 en triple con 16. Son dos prodigios del salto horizontal.
Maykel Massó y Jordan Díaz son los últimos productos de la Escuela de Cuba de saltadores, una cantera inagotable que ha dado talentos como “Iván Pedroso, Yoelbi Quesada, Pedro Pablo Pichardo…”. Massó ha volado a 8,33 en longitud con 18 años, deslumbrante y quinto en los Mundiales (8,26), e igual impresiona Díaz, que con 16 años y 41 días llegó a 17,30, récord del mundo juvenil, que arrebató a otro cubano: Lázaro Martínez. “Es un gran honor ser miembros de la Escuela Cubana de saltos”, coinciden ambos.
¿Por qué funcionan tan bien en Cuba los saltos? “Hay muchas razones. Tenemos tradición de buenos saltadores, con medallas mundiales y marcas buenísimas. Siempre estamos con el salto, desde categorías inferiores y se considera una parte muy importante”, relata Massó que hizo su mejor marca en Madrid. Díaz añade: “Es que Cuba tiene mucha historia en estas disciplinas”. Otro de los factores que puede influir es “la presión”. Va Massó: “Es que en esta Escuela no puedes bajar la guardia porque siempre hay alguien detrás de ti, que puede ganarte. Los cubanos tenemos mucho espíritu competitivo y queremos darlo todo en la pista”.
Díaz hizo su mejor marca en los Mundiales Sub-18 en Nairobi (Kenia) y fue algo inesperado: “La marca con la que iba era 16,66, muy buena para mi edad. Yo pensaba hacer 16,80, 17,00. Yo creía que el 17,24 de Lázaro Martínez era una marca que era imposible para mí edad. Cuando lo hice vi que nada era imposible para mí”. Martínez y Jordan son los únicos saltadores Sub-18 con más de 17 metros en la historia.
Massó, que hizo su gran vuelo en Madrid, tiene como ídolo a Iván Pedroso (“alguna vez me gustaría acercarme a ser como él”, reconoció) y Díaz admira a Christian Taylor, el gran dominador en la actualidad del triple: “Es una bestia del triple salto. Pero que sea un ídolo no quiere decir que no vaya a salir a por él, a ganarle. Haré fuerza para estar allí. A ver si en el Mundial bajo techo de Birmingham puedo estar”.
Massó y Díaz también son apasionados de otros deportes. “A mí me gusta mucho el fútbol, tanto físicamente y los videojuegos. También juego mucho a voleibol”, dice Massó, que se pica con Díaz en la videoconsola. “Yo le gano más a él”, ríe Maykel: “Nos divertimos mucho y lo pasamos bien. Siempre discutimos quien es el mejor de los dos”. Son el futuro del foso de la Escuela de Cuba.