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HALTEROFILIA | MUNDIAL

Brachi, un bronce mundial con flamenco en los oídos

El sevillano se colgó la segunda medalla en la historia de la halterofilia masculina española. Brachi "no esperaba la medalla", asegura a AS.

Actualizado a
Brachi, un bronce mundial con flamenco en los oídos
Isaac MorillasFederación Española Halterofilia

Josué Brachi llegó al Centro de Convenciones de Anaheim (California, Estados Unidos) con sus habituales auriculares en las orejas, sonaba flamenco en ellos. La música siempre acompaña al sevillano y en los momentos previos a participar en el cuarto Campeonato del Mundo (categoría 56 kilos) de su carrera no le iban a abandonar. Brachi llegaba tranquilo, sin presión por el resultado ni las marcas que podría conseguir. “En ningún momento pensé en volver a Sevilla con una medalla, me la encontré”, reconoce el español.

Con 25 años, y un subcampeonato europeo en su haber, Brachi había tenido mala fortuna en sus dos últimas competiciones: los Juegos de Río y el Europeo de Croacia. Los nulos le habían penalizado y su único objetivo era “hacer una competición limpia, con todos los intentos válidos”. Tanto Brachi como Matías Fernández, seleccionador nacional, sabían que su fuerte estaba en la arrancada e intentaron sorprender ahí. Algunos de sus rivales optaron por un primer intento con mucho peso, y fallaron. Mientras, Brachi, que iba de tapado, logró levantar 118 kilos, suficiente para ser tercero. Apuntó a la plata, pero no logró alzar 120 kilos y se quedó con el tercer escalón del podio. No importaba, el resultado era “ver la luz al final de túnel”. “Sin duda esta medalla es una motivación extra para la clasificación olímpica”, apunta.

En dos tiempos el español fue consciente de sus limitaciones, y de que sus rivales eran más fuertes. Se centró en hacer la misma estrategia: buenas marcas y esperar el error. No llegó y acabó quinto con 140 kilos, una posición que obtuvo también el total olímpico. Nada empañó su hito. Tras Lorenzo Carrió, en 1997, es el segundo español en colgarse un metal mundial. En ese año, Brachi levantaba sus primeras pesas motivado por su padre. El futuro ya es presente.