“Los Premios son el culmen, el mejor cierre para Río 2016”
Encuentro con Juanjo Román Mangas, presidente de la RFEP. Chourraut, Craviotto, Cooper y la Selección, Premios Nacionales.
Son las 15:20 horas del lunes cuando zumba el móvil y entra la nota del Consejo Superior de Deportes. “¡Ya están los Premios Nacionales del Deporte!”. Juan José Román Mangas se revuelve nervioso. “¿Qué ha pasado?”, pregunta. Y según brotan los nombres, va poniendo los ojos como platos: Saúl Craviotto y Maialen Chourraut, mejores deportistas de 2016. Marcus Cooper, la revelación… y la Copa Barón de Güell al mejor equipo o selección para la Selección Nacional de Piragüismo, que se trajo cuatro medallas y cuatro diplomas en Río 2016. Todos los que fueron, volvieron con premio entre las manos. “¡Bieeeeeen!”, exclama el presidente sin poder contenerse.
“Esto ha sido el culmen, el mejor cierre posible de los Juegos de Río”, sintetiza ya con más calma. “Habíamos presentado varios candidatos, pero sabíamos que era difícil estar en los dos podios principales… y al final hemos subido a cuatro. Me alegra mucho el premio a Marcus Cooper (oro en la Lagoa Rodrigo Freitas con 21 años en K1 1.000) por lo que tiene de reflejo para los jóvenes; y el de conjunto, que premia los resultados de la Federación”, contó satisfecho Román (54 años), vallisoletano de nacimiento (en Siete Iglesias de Trabancos), pero afincado en Zamora desde los cinco añitos y que con el Duero al lado acabó paleando hasta participar en cuatro Juegos: Los Ángeles 1984, Seúl 1988, Barcelona 1992 (donde fue cuarto) y Atlanta 1996.
¿Qué hace del piragüismo un deporte con tan buenos resultados? “Lo que vales, es lo que marcas”. Así describe el presidente el proceso de selección de las embarcaciones que participarán en Europeos, Mundiales y Juegos.
“El control definitivo es el que da las plazas. La filosofía es establecer controles duros. Yo, cuando paleaba, veía que en países potentísimos como Rusia o la Alemania del Este se quedaba fuera gente buenísima, pero eso favorecía a su vez la competencia. Cuando entró mi equipo a la presidencia en 2009, decidimos que no había que dar palmaditas en la espalda. Simplemente, fijar unos criterios y que los tuviera claros todo el mundo. Aquí nunca enviamos una carta diciendo ‘está seleccionado’. Todo el mundo sabe cuándo lo está por sus resultados en la pista. Y eso representa un contrato. Así no hay sospechas de que elegimos a dedo. No queremos hacer amigos, sino que vaya el mejor”, reflexiona.
El encargado de engrasar la maquinaria del éxito, esa que consiste en “poner la venda antes de la herida”, es el director técnico Ekaitz Saies, expalista campeón del mundo y profesor en la Universidad del País Vasco. “Él recibe informes mensuales de los técnicos sobre todos los palistas de élite. Si estudia o trabaja, cómo entrena, sus marcas, si ha estado enfermo, las analíticas a las que se ha sometido… Sobre todo de los jóvenes, y así no valen excusas. Además, no queremos pensar en que estamos fallando en algo y no lo sabemos”, apunta.
El Piragüismo, con 16 medallas, es el segundo deporte más exitoso en la historia de los Juegos tras la Vela, con 19. De ellas, cinco corresponden a David Cal, el español con más preseas. “Me gustaría que en el futuro pudiera reengancharse en la Federación (ahora trabaja en el servicio de Deportes de la UCAM de Murcia), como entrenador, por ejemplo”, apunta el directivo.
Pero ahora su bandera es Saúl Craviotto, Policía Nacional de 33 años. Oro con Perucho en Pekín 2008 (K2 500), plata en Londres 2012 (K1 200) y oro y bronce en Río 2016 (en K2 200 junto a Cristian Toro y en K1 200). Y más conocido ahora que nunca por su participación en Master Chef. “Ha conseguido que su fama traspase el deporte y eso es bueno, porque hace que se conozca más al piragüismo”, valora. ¿Hay que proponerle ya como abanderado para Tokio 2020? “Sé que es importante la foto, pero ellos anteponen la medalla. Y competimos en la segunda semana de los Juegos… lo que obligaría a viajar mucho antes. No nos vamos a enfadar si no es elegido”.
La esperanza para 2020 está en el K4 500 que se está formando. Potentísimo. Una bala. De los Mundiales de Radice (República Checa) en agosto, se trajo una plata. “Estuvieron Carlos Garrote, de marca, Marcus Cooper, Cristian Toro y Rodrigo Germade. Craviotto estaba en el grupo inicial, pero como entró en Master Chef no acabó compitiendo. Pero cada año se abren ventanas”, relata Juanjo Román.
“El K4 es la prueba reina, porque es el que refleja el potencial del país y el que te lleva más al límite, y de ahí puedes sacar un K1 o un K2”, matiza. En esa embarcación podrían subirse, pues, tres campeones olímpicos. Un lujo.
“En Tokio, la intención es clasificar a todos. Son 12 posibilidades en sprint y cuatro en aguas bravas”, expone Román Mangas. “En eslalon, Maialen consiguió el oro en Río y ahora entra el C1 femenino donde Nuria Vilarrubla, aunque tuvo mala suerte en el último Mundial de Pau, ya sabe lo que es ganar una medalla mundialista. Y están también los chicos…”, cuenta. La base del eslalon está en la Seo d’Urgell, donde se aprovecha el canal olímpico de Barcelona 1992, pero también cuentan con un centro de tecnificación en Sabero (León), en el escenario natural del río Esla. “Sólo hay 300 licencias (sobre un total de más de 10.000, de las que unas 2.400 son femeninas), pero es un grupo muy cohesionado, que ha encontrado unas condiciones óptimas”.
El sprint tiene su base en Trasona (Avilés), Sevilla, Murcia y la Blume de Madrid. Este último grupo se prepara en el embalse de Picadas, en Pelayos de la Presa. “Deben hacer 120 km cada día para llegar. ¡La furgoneta hay que renovarla cada tres años! Hemos pedido poder utilizar el embalse de El Pardo, pero depende de Patrimonio Nacional y sigue sin solucionarse”, se queja el presidente.
“Tenemos en nómina un grupo de 14 entrenadores y un director. Con la crisis, llegamos a sufrir un 70% de reducción acumulada de subvenciones del CSD. Tras Londres 2012, después de llegar con tres medallas, tuvimos que recortar el sueldo de los entrenadores y mandarles al paro seis meses. Les prometí que cuando esto se arreglara, equipararíamos sus sueldos y estarían en plantilla doce meses. Y así ha sido”, relata recordando un momento “durísimo”.
“Hubo una época en la que se fichaban técnicos extranjeros, hasta 1996. Eso no favorecía la especialización de los nuestros. Ya hemos conseguido un gran nivel con los de aquí, y gente como Luis Brasero o Miguel García son reclamados fuera”, alaba.
Este año la RFEP ha dispuesto de 4,7 millones de euros de presupuesto, de los que unos 900.000 son de recursos propios de patrocinadores como Grupo Caliche, Iberdrola, Loterías, LaLiga o Toyota... Es la tercera federación, tras Atletismo y Natación, que más dinero recibe del CSD. “Río se ha notado a nivel de imagen y en cuanto a reconocimiento presupuestario. Estamos satisfechos”, se congratula. En 2011 habrán saldado la deuda que mantienen con el CSD.
“Para obtener resultados hace falta dinero. Son cien los piragüistas que están integrados en programas de tecnificación. Gran Bretaña o Alemania, por ejemplo, gastan en un año lo que nosotros en cuatro”, compara.
De ADO les llegan 600.000 euros, tienen cinco becas Podium Telefónica para promesas (1.200 euros mensuales) y han podido pasar de los 90.000 euros de 2009 a destinar 253.000 a becas federativas para otros deportistas. “Los júniors tienen cubiertos entrenamientos, manutención y estudios. Pero hasta Sub-23 no reciben dinero. No queremos viciar esas categorías”. A los que llegan ya tras Maialen, Craviotto, Cooper, Toro...
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