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PIRAGÜISMO

Marcus Cooper: de campeón solo a turbina del K4 para Tokio

El campeón olímpico en K1 1.000 en Río une fuerzas con otro, Cristian Toro, y Rodrigo Germade y Carlos Garrote para 2020. En el Mundial lograron la plata.
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Cooper, con Rodrigo Germade.
TAMAS KOVACSEFE

Marcus Cooper (Mallorca, 22 años) apareció como un inesperado trueno en Río 2016. A los pies del Corcovado se colgó el oro del K1 1.000 al cuello. Él solito con su kayak. Fue uno de los sucesos de los Juegos y contribuyó al encumbramiento del piragüismo-sprint, que salió de allí con otro oro (Saúl Craviotto y Carlos Toro en K2 200) y un bronce (Craviotto en K2 200). Un año después, los cambios en el programa olímpico han sacudido la selección. Pero el nivel no desciende.

De los Mundiales de Racice (República Checa), España se trajo la semana pasada un oro en K2 500 con Cooper y Rodrigo Germade (27 años), la plata de Cristian Toro (25) y Carlos Garrote (26) en K2 200 y otra plata con un K4 500 conformado por los cuatro. Pero las dos primeras pruebas no serán olímpicas.

Ese kayak de cuatro integrantes, sobre el medio kilómetro, es la joya de la corona que habrá que pulir para Tokio 2020. “Mi objetivo prioritario es hacer el K4. Quería compaginarlo con el K1 1.000, pelear por dos medallas. Pero me he dado cuenta de que es muy difícil compaginar ambas. Es difícil abandonar el individual, pero no quiero tener dos proyectos a medias. No sería justo con mis compañeros”, explica Cooper desde las vacaciones que ya ha emprendido en Mallorca. De campeón olímpico en solitario, a compartir ambiciones con tres compañeros.

Germade, Cooper, Toro y Garrote.
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Germade, Cooper, Toro y Garrote.MARTIN DIVISEKEFE

Pero para subirse al K4, habrá codazos. Saúl Craviotto también preparará la prueba. “Este año se lo ha tomado de tranquilidad, pero el próximo volverá a la carga y seguro que entrará en el equipo. Es importante, porque es una bestia. Hay muchísimo nivel. Muchos gallos para ese K4 y eso es positivo. Todos los años se abrirá el proyecto. De aquí a Tokio pueden pasar muchas cosas”, avanza el balear. España no ganaba una medalla mundialista con un K4 desde Belgrado 1975 y una olímpica desde Montreal 76, con Ramos Misioné, Herminio Menéndez, Díaz-Flor y Esteban Celorrio.

“Garrote y Toro son pura explosividad porque vienen del 200 y Rodrigo y yo sostenemos la velocidad punta”, radiografía. Una maquinaria perfecta.

Con lo que no se contaba fue con el éxito en K2 500. “Un mes antes, cuando vimos que los horarios se podían compatibilizar, convencimos al entrenador (Luis Brasero) y el primer entrenamiento ya fue bueno. En el Mundial, batimos a los húngaros, que tienen el récord del mundo”, cuenta.

El piragüismo promete no bajarse del carro de las medallas. La tensión en los procesos de selección les mantiene arriba. “Somos el deporte rey y podemos presumir de ello”, se congratula el rubio palista nacido por casualidad en Oxford y afincado en Portopreto. Un diamante que ha pasado de motor individual a ser una de las cuatro turbinas del K4.