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BOXEO

Wilder se examina ante Stiverne y su público en Nueva York

El campeón WBC de los pesos pesados quiere ganar y convencer ante Stiverne, único púgil al que no ha noqueado. Busca apoyo del público y el trono de los pesados.

Wilder pelea ante Stiverne en Nueva York.
Facebook Deontay Wiler

Hace 1.022 días que Estados Unidos se paralizó por "la gran esperanza negra", como apodaron a Deontay Wilder (38-0, 37 KO). El 'Bombardero de Bronce' devolvió en enero de 2015 un título mundial de los pesos pesados al país yankee tras nueve años de sequía, era su baza para reinar en una categoría en la que históricamente habían mandado. Wilder ganó a Bermane Stiverne (25-2-1, 21 KO) a los puntos. Era el primer combate, en 33, que no ganaba por KO. Una simpleza podía parecer, pero no fue así. Wilder ganó, pero no convenció a la mayoría, sigue sin hacerlo... y eso que ha puesto cinco veces su título (WBC) en juego desde ese día. Todo victorias, por KO.

Su estilo directo, potencia y contundencia encandilan en todos los lugares del mundo, salvo en Estados Unidos. Muchos paisanos de Wilder creen que en una reedición ante Stiverne perderá, y este sábado en el Barclays Center de Brooklyn la tendrán. El campeón vuelve a verse con su 'kryptonita' y lo hace en una situación muy similar a la que afrontó su primer pleito. Hay muchas dudas sobre él y las quiere despejar todas de un plumazo, más cuando su principal rival por la hegemonía de la categoría, Anthony Joshua, ganó hace una semana sin agradar en exceso.

Wilder no se siente arropado y no dudó en confirmarlo, con dureza, en la rueda de prensa previa. "¿Es por qué soy negro? Si fuese blanco o de otra nacionalidad sería mejor. En el boxeo siempre se está buscando la gran esperanza blanca. Me gustaría pensar que en la actualidad la raza no es algo importante", espetó. Llega muy enfadado a su sexta defensa y quiere pagarlo con Stiverne. El campeón sabe que si noquea rápido por KO a Stiverne invalidará muchas de las críticas que ciernen sobre su cabeza y podrá hablar con Joshua de tú a tú sobre una más que posible unificación.

Mientras, Stiverne no llega igual que en su anterior primer combate. En aquella ocasión era campeón y venía en línea ascendente. Ahora, lo hace en decadencia. Sólo ha peleado dos veces más desde su derrota, fue en 2015 y lleva dos años sin subirse a un ring. Con 39 años puede notar el 'óxido del ring', y más ante un campeón que tiene como virtudes su empuje y pegada. Deberá moverse y evitar el choque, si puede. Las dudas sobre su estado físico son amplias. El campeón llega herido y con ganas de gustar a los suyos. El 'Bombardero de Bronce' sabe que la hegemonía de los pesados está en juego. La quiere.