Los Long , de Charlottesville, cargan contra los nazis
Chris y Kyle, hijos de Howie, todos ellos parte importante de la historia de la NFL, crecieron en la ciudad que se ha hecho famosa por la violencia racista.
El atentado terrorista de Charlostteville, Virginia, perpetrado por racistas nazis, llamados a sí mismos supremacistas blancos, ha conmocionado Estados Unidos y, por extensión, al mundo occidental. Todos los estamentos de la sociedad, algunos con más contundencia que otros, han expresado su condena y su hastío para con los propagadores del odio y la violencia. No podía faltar el deporte en esta repulsa casi universal a tanto sinsentido, tanta estupidez y tanta maldad.
Dentro de la NFL hay una historia muy cercana a Charlottesville. Se trata de la familia Long. Howie Long es una leyenda de la liga, de los Raiders en concreto, que dominó la posición de defensive end en los años ochenta. Cuando se retiró se fue a vivir a la hoy tristemente de actualidad localidad de Virginia. Y allí crecieron sus dos hijos, Chris y Kyle.
El primero se convirtió en toda una segunda elección global del draft por parte de los entonces Saint Louis Rams jugando en la misma posición que su padre. El año pasado ganó la Super Bowl con los New England Patriots y aprovechó el tirón del anillo para firmar con los Philadelphia Eagles. El segundo Kyle es línea ofensivo y también fue primera ronda; por los Chicago Bears, en este caso, donde está cuajando una muy buena carrera.
Ambos han salido a hablar de su ciudad y del terrorismo racista.
Kyle dijo: "No se trata de política, de puntos de vista, sino de lo que está bien y lo que está mal. Es obvio lo que está mal. Son un pequeño porcentaje de gente a los que hay que demostrar que los buenos tipos somos muchos más. Tengo muchos amigos y familiares allí y rezo por aquellos que han perdido a alguien".
Chris argumentó: "Es una locura furstrante. La evolución favorecerá a los inteligentes, y no a niñatos con antorchas que se llaman a sí mismos milicia".
Durante los partidos del fin de semana Michael Bennett, hombre de la línea defensiva de los Seattle Seahawks, decidió sentarse ante la interpretación del himno americano, un gesto que desde el año pasado, merced a Colin Kaepernick de los San Francisco 49ers, se ha convertido en un símbolo de lucha contra el racismo.