"Beitia tiene una capacidad especial de recuperación"
Toñi Martos, psicóloga y amiga de Ruth, analiza cómo llega mentalmente la cántabra a su sexta final en un Mundial: "Ha sido un año duro, pero siempre se recompone".
Ruth Beitia afronta hoy la sexta final mundial de altura de su vida y lo hará en un contexto diferente, “en un mar de dudas positivas”. La cántabra, de 38 años, pasó un año postolímpico complicado. Por un lado, la infinidad de compromisos sociales que derivan de ganar un oro y, por otro, la llegada de lesiones. Ruth paró en junio toda actividad, necesitaba reencontrarse y buena parte de su recuperación vino con el entrenamiento mental, uno de sus pilares, y que trabaja desde hace 15 años con la psicóloga y amiga Toñi Martos.
“Cualquiera que conozca a Ruth sabe cuál es su capacidad de recuperación, en cuanto vio otra vez una pizca de luz, salió hacia arriba inmediatamente. Enseguida se recompone, tiene facilidad para ello”, cuenta Martos, que trabaja con la saltadora vía skype o en concentraciones en Santander. “Voy a los entrenamientos y analizamos los elementos que queremos mejorar. Igual que se entrena la parte física y técnica, hay que trabajar la mental, que es muy importante. Es algo que se hace constantemente y es muy bonito”.
Beitia, acostumbrada a ganar medallas (tiene 15 en grandes campeonatos), se encontró esta primavera con un escenario diferente, los resultados fallaban y las molestias arreciaban. “Antes iba viento en popa y ahora se encontró con un escenario diferente, pero lo que le digo, ahí está su capacidad de recuperación”, insiste Martos, que también la guió en la preparación olímpica y que considera fundamental en Ruth su entorno. “Ramón Torralbo es su 50%, pero de verdad. Y luego está todo su equipo, los fisios, su mánager Julia, yo, su familia... que le arropan y la protegen, aunque ella es fuerte de sobra”.
En cuanto acabó su calificación (1,92 a la tercera), Ruth apuntó que se centraría en preparar mentalmente la final. Allí le espera hoy la rusa Mariya Lasitskene, con 2,06, a la que parece destinado el oro y que puede hacer sonar el himno de la IAAF en el podio, porque el de Rusia está prohibido. Después, un elenco de saltadoras (Palsyte, Cunningham, Johnson Thompson), que hacen reverencias cada vez que Beitia entra en pista. Es la campeona olímpica y tiene una capacidad de recuperación asombrosa. Con Ruth Beitia todo es posible.