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ATLETISMO

Marion Jones: de ídolo mundial a pensar en el suicidio

La velocista perdió por dopaje sus cinco medallas olímpicas, estuvo en la cárcel por mentir, escribió un libro y es madre de tres hijos.

Marion Jones, en sus momentos de gloria y tras ser condenada a la cárcel.
Marion Jones, en sus momentos de gloria y tras ser condenada a la cárcel.

Marion Jones conmocionó el atletismo mundial a finales de los años noventa y principios de este siglo, con títulos y marcas espléndidas en velocidad y salto de longitud. La llamaron La Novia de América y coleccionó oros olímpicos y mundiales. Era una de las deportistas de moda. Carismática, guapa, rica, se hizo millonaria… Pero se descubrió que sus éxitos resultaron un fraude: consumía sistemáticamente productos prohibidos y era una de las protagonistas clave del llamado Caso Balco, una trama de dopaje muy sofisticada. Acabó en la cárcel, arruinada y pensó en suicidarse.

Actualmente da charlas a jóvenes para contar su experiencia equivocada y les aconseja sobre cómo tomar buenas decisiones. Ha escrito un libro y participa, esporádicamente en programas televisivos y radiofónicos.

La atleta californiana, en una competición.
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La atleta californiana, en una competición.SHANNON STAPLETONREUTERS

Marion Jones nació el 12 de octubre de 1975 en Los Ángeles, de padre estadounidense (George) y madre beliceña (Marion), que se divorciaron cuando era niña. Estudió Periodismo en la Universidad de Carolina del Norte, la misma a la que acudió Michael Jordan. Y también jugó al baloncesto hasta llegar a ser la estrella del equipo universitario, con el que ganó la NCAA. Su dorsal, el número 20, ha sido retirado del equipo y cuelga del techo del Carmichael Arena. Pero se enamoró del atletismo, deporte en el que iba a llegar a la cima.

En los Campeonatos del Mundo de Atenas 1997 fue oro en 100 y 4x100 y en los de Sevilla 1999 se impuso en el hectómetro y fue bronce en longitud, antes de lesionarse en los 200, y en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 consiguió cinco medallas: tres oros en 100, 200 y 4x400 y dos bronces en longitud y 4x100 metros. Ninguna atleta había subido cinco veces al podio en unos mismos Juegos a lo largo de la historia. Tras su escándalo de dopaje iba a perder las medallas olímpicas, pero no las mundialistas.

Marion pasaba sin problemas todos los controles, que eran innumerables, pero sí dio positivo C.J. Hunter, campeón mundial de lanzamiento de peso en Sevilla 1999, con quien estuvo casada entre 1998 y 2002, quien declaró en 2004 que él mismo había inyectado sustancias prohibidas a Marion en la Villa Olímpica de los Juegos de Sydney. La velocista-saltadora lo negó todo, aunque, de hecho, otros la habían acusado anteriormente, incluso en su etapa escolar, siempre sin pruebas.

Marion Jones junto a su marido, el lanzador de peso C.J. Hunter.
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Marion Jones junto a su marido, el lanzador de peso C.J. Hunter.GARY HERSHORNREUTERS

Todo se precipitó cuando el 3 de diciembre de 2004 el fundador de los Laboratorios BALCO, Victor Conte, reveló en una entrevista en la cadena televisiva ABC que había administrado a Marion Jones cuatro productos dopantes diferentes, antes, durante y después de los Juegos de Sydney. Esas declaraciones propiciaron una investigación de la Agencia Mundial Antidopaje. El cerco comenzó a estrecharse cuando el caso pasó a ser federal.

Los Laboratorios BALCO eran el centro de una inmensa trama de dopaje con ramificaciones en México, de la que formaba parte, entre muchos otros, Trevor Graham, el entrenador de Marion Jones. La atleta fue interrogada y siempre negó que se dopara. Sin embargo, el 5 de octubre de 2007, admitió haber prestado falsa declaración ante agentes federales. Se le retiró el pasaporte estadounidense y también el beliceño.

Por el delito de perjurio se enfrentaba a cinco años de prisión, pero el 7 de marzo de 2008 fue condenada sólo a seis meses (más dos de libertad condicional), que cumplió en el Centro Médico Federal de Carswell, en Fort Worth. Perdió la libertad no por haberse dopado, sino por mentir a agentes federales en el curso de una investigación penal.

La Federación Internacional y el Comité Olímpico la sancionaron y le retiraron sus títulos y medallas, pero no los anteriores a los Juegos de 2000. Se convirtió en una apestada. Durante su estancia en la cárcel tuvo serios problemas con sus compañeras de presidio. “Marion me habló en varias ocasiones acerca de quitarse la vida; ella tiene un lado oscuro y depresivo, parece fuerte, pero no lo es”, contó Tim Montgomery desde la cárcel, en una entrevista concedida al diario británico Times.

Había ganado mucho dinero (tres millones de dólares anuales sólo en patrocinios), pero se arruinó para pagar a sus abogados. Su casa de Chapell Hill, cercana a la que tiene Michael Jordan y valorada en 2,5 millones de dólares, pasó a ser propiedad de un banco. Tuvo que vender otras dos propiedades, entre ellas la de su madre. Nike, General Motors y Panasonic le retiraron su apoyo económico.

En 2006, ya retirada del atletismo, se vio involucrada en una trama de lavado de dinero a gran escala: su segundo marido, Tim Montgomery, y el que había sido su entrenador Steve Riddick, fueron acusados de pagar con cheques falsos y la investigación demostró que 25.000 dólares fueron ingresados en la cuenta corriente de Marion. Montgomery llegó a ser plusmarquista mundial de 100 metros, pero su marca fue anulada por dopaje, y Riddick fue campeón olímpico de 4x100 metros en Montreal 1976. Ambos terminaron en la cárcel, pero Marion fue absuelta.

Marion escribió posteriormente el libro On the Right Track, en el que sostenía que nunca se había dopado conscientemente y que pensaba que los medicamentos que le suministraban eran complementos vitamínicos. En 2010 volvió al baloncesto y jugó en las Tulsa Shock. Participó en 47 partidos en la temporada, anotó 2,6 puntos de promedio y logró 1,3 rebotes.

En la actualidad participa en el programa Take a Break, que ayuda a los jóvenes a tomar decisiones correctas, a elegir el camino adecuado y a superar las equivocaciones que hayan cometido.

Se ha casado tres veces. La primera con CJ Hunter (1998-2002), el hombre que la delató cuando ya estaban divorciados y que fue el mejor lanzador de peso de su época, sancionado por dopaje. La segunda con el velocista Tim Montgomery, que en 2002 llegó a batir el récord mundial de 100 metros con 9.78, que acabó dando positivo y encarcelado por blanquear dinero (46 meses) y por traficar con heroína (cinco años), y la tercera, en 2007, con Obadele Thompson, velocista de Barbados, capaz de correr los 100 metros en 9.87 y los 200 en 19.97, y de ser bronce olímpico en Sydney 2000 en esta última distancia.

Marion tiene un hijo de Montgomery, llamado Tim, de catorce años, y dos de Thompson: Ahnir, de diez, y Eva-Marie, de ocho.