Lloret o la segunda vida de una artista de las 'mandalas'

“Cinco días después de mi vigésimo cumpleaños ingresé en un hospital por trombosis venosa profunda y embolias pulmonares a causa de los anticonceptivos que tomaba desde hacía algo más de un año”, arranca su historia Helena Lloret (Mataró, 1992), autora del penalti decisivo que le dio a la Selección femenina de waterpolo el pase a las semifinales del Mundial de Budapest el lunes ante Grecia. Cinco años antes de cumplir ese sueño en el que es su primer Mundial, vivió una pesadilla. “Ninguna chica que entró en el hospital con esa enfermedad en los seis meses anteriores logró salir adelante… lo supe más tarde. Pero yo sí, superé eso. Decidí vivir y empecé a hacerlo a partir de ese momento”.

 “En el momento del penalti sólo pensé en disfrutar”, dijo, minutos después de desatar la euforia. Esa es su nueva manera de enfocar la vida después de aquel crudo episodio. Un día en un campeonato comenzó a toser sangre, acompañado de un dolor de costillas. Confundida en un primer momento, se desencadenó la historia que se resume en la explicación que encabeza este artículo, escrita por ella misma.

A raíz de ese episodio, a Lloret se le derivaron otros contratiempos. Le surgió una alergia al cloro casi al mismo tiempo que Miki Oca la llamó para realizar algunos entrenamientos con la Selección. Por momentos, la catalana llegó a pensar que debía dejar el deporte. Tuvo que medicarse y pasó por una fase delicada. Pero lo que fue un muro inabordable originó el comienzo de un nuevo sueño. “Cambió mi mundo, que sentí que una persona muy definida”, cuenta.

Esta estudiante de Psicología, jugador del CN Sant Andreu después de empezar su carrera en el CN Sabadell, no solo tiene una izquierda privilegiada para marcar goles. También utiliza esa mano para crear arte. Con casi 30.000 seguidores en Instagram, Lloret diseña mandalas a todas horas. Siempre está creando, da igual la hora y el espacio, una vocación de niña aunque fue un siempre hobby hasta después de salir del hospital. Creó una web y, a continuación, nació un proyecto personal que le ha convertido en una referencia. Recibe encargos de otros países, y sus seguidores hacen cuadros o incluso se tatúan sus dibujos.

“Ninguna de estas obras está hecha por ordenador, está hecha a mano con trazo firme. Todo lo que se ve son, en realidad, sentimientos dibujados, significados ilustrados de lo que es vivir, de lo que es cambiar, y de lo que para mí es ser feliz”, relata esta goleadora, que siempre acaba entre las tres mejores del campeonato español. “En Sant Andreu ha crecido, se ha hecho una jugadora importante y tiene un gran lanzamiento. Es diferente”, explica Dani Ballart, técnico del equipo masculino de su club y muy vinculado al waterpolo femenino.

“Todos somos únicos en algo y, aquello que sueñes, puedes conseguirlo”, se despide Lloret en su portal. Y ahora ese sueño es alcanzar la final derrotando a Canadá. Seguro que ya tiene la mandala preparada para expresar ese sentimiento único.