El bronce cubre al balonmano español por completo

Fuerza, táctica y mucha concentración. Es lo que exige un deporte como el Balonmano, que es olímpico para los hombres desde 1936. Pero tuvieron pasar muchos años hasta que el equipo comandado por Jordi Núñez, Iosu Olalla y Alberto Urdiales se colgara la medalla de plata en Atlanta 96. Cuatro años más tarde volverían a saborear la misma gloria en Sydney 2000. "Como deportista es lo máximo. Las sensaciones son increíbles porque obtiene recompensa tu esfuerzo. Fui un privilegiado por vivir tres Juegos Olímpicos y ganar dos medallas", explica un Urdiales que no deja pasar la ocasión de detallar una anécdota de Sydney: "Tras aterrizar, el entrenador nos dejó ir a dar una vuelta para pasar mejor el jet lag y en el primer bar que nos metimos fue en uno español".

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Esa gloriosa generación dio paso a otra, que también se esculpió en bronce. Jugadores como David Davis, Carlos Prieto, Raúl Entrerríos, Cristian Malmagro y Albert Rocas lograron el tercer puesto en Pekín 2008. Rocas deja bien claro que "hasta que no te cuelgas la medalla del cuello, la miras, la vuelves a mirar y notas su peso, no te acabas de creer que la has logrado. Es un éxito deportivo incontestable y recuerdo ese día como uno de los más felices de mi vida".

Pero no solo los hombres dan alegrías en balonmano. Las mujeres que son ‘Guerreras’ hicieron historia en Londres 2012. Tras vencer a Corea del Sur (que fueron oro en Barcelona 92) tras dos prórrogas de infarto lograron el bronce. Esa generación es la mejor del balonmano femenino español y Eli Pinedo lo tiene claro: "Aún se me pone la piel de gallina al recordar ese bronce. Hicimos historia y fue gracias al grupo. Es lo mejor que me ha pasado".