Belasteguín: "Si pudiera, me cambiaría la cara y la panza"
El mejor jugador del mundo desde 2002 se ha preparado a conciencia con una pretemporada en la que "necesitaba un descaso físico y mental"
Es el número uno del pádel mundial desde siempre, porque la memoria no alcanza a recordar quién dominaba la jaula antes de él, que lleva todo el siglo XXI como hegemónico, primero con Juan Martín Díaz, y desde hace dos años con Pablo Lima. Es Fernando Belasteguín (Argentina, 1979), desde 2002 el jugador a batir. Casado con una catalana, vive en Barcelona, padre de tres hijos, ha publicado su biografía y es los futbolistas del Barça buscan su compañía para disfrutar con el pádel. Dice que se ha preparado a conciencia esta pretemporada, y que iría este fin de semana a La Nucía a pelear por el Campeonato de España de clubes con el Monte Carlo "que todo el mundo dice que es un equipazo, pero son los lesionados Juan Martín y Juani Mieres es más complicado. El Star Vie tiene a la pareja números dos".
Acepta el cuestionario.
1) ¿Es cierto que ha cogido unos cuántos kilos de peso estas vacaciones?
R: Falso. Me he cuidado bastante para no coger ni un gramo. Es cierto que este invierno he descansado mucho porque física y mentalmente lo necesitaba, pero no he cogido nada.
2) ¿Dónde paso su última semana en la que no tocó una pala?
R: Estuve sin tocar la pala desde el final del Master hasta la segunda semana de enero. Bueno, a lo mejor jugué algún partido con los amigos de Argentina en Pehiajó, pero está dentro del descanso.
3) ¿Se empieza a pensar en el cambio de pareja cuando el compañero firma más autógrafos que uno?
R: ¡Cómo va a ser eso! Yo siempre estaré encantado de que mi pareja firme muchos autógrafos, porque eso significa que juego con el mejor. Voy a hacer lo posible para los que firme todos.
4) ¿Un jugador profesional de pádel se siente un hombre anuncio?
R: Nos falta mucho recorrido aún para eso. Tratamos bien a nuestros patrocinadores, pero no existe ese sentimiento.
5) ¿Cuántos botes de bolas sin abrir lleva en el maletero de su coche?
R: Ninguno. Es posible que haya algún balón de fútbol de mi hijo, pero nada de pádel. No quiero que mis hijos tengan relación con el deporte en el que yo me muevo. El pádel es cosa mía, de mi trabajo.
6) ¿El pádel es un quiero y no puedo del tenis?
R: Imposible e incomparable. El tenis es un deporte de ciento treinta años, y el pádel de treinta. No nos podemos comparar, sino aprender las cosas que ha hecho ese deporte y nos sirven. Aveces le pedimos más de lo que se debe a un deporte tan joven como el nuestro
7) ¿Qué pareja le da más miedo para esta temporada?
R: No se puede decir miedo, pero yo le tengo respeto desde a la número dos hasta la última con la que juguemos. Me entreno para ganar, pero sé que cualquiera te puede derrotar.
8) ¿Si pudiera elegir, que cambiaría de su físico?
R: Pues...la panza, que siempre tengo problemas con la barriguita. Y a lo mejor, un poco la cara para ser menos feo.
9) ¿Le miran por la calle porque le reconocen y saben quién es o por las pintas que lleva?
R: Yo visto discreto, unos tejanos, zapatillas de deporte, y jersey con capucha. No me miran por la calle, ni me reconocen, salvo en los clubes de pádel.
10) ¿El mejor hotel para dormir está en…?
R: Para mi, el Castillo de Gorraiz, que está en Pamplona. Me parece el mejor hotel de España. Es en el que me he sentido más cómodo.
11) ¿Le gustaría que además de masajista en el circuito también tuviesen peluquero?
R: No estaría mal tenerlo, y que me arreglase este corte japonés que llevo habitualmente.
12) ¿En qué se considera el número uno de Circuito?
R: En ir de frente, siempre. En no soportar a los que dicen una cosa y hacen otra por la espalda. No puedo con los trepas.
13) ¿A su edad en qué no se puede mejorar?
R: Siempre se puede mejorar. No hay una edad en que ya no se pueda.
14) ¿Con quién tendría una cena clandestina?
R: Ya la tuve en su momento, y ahora, aunque es imposible, sería una segunda con Johan Cruyff, una persona muy especial que me marcó mucho.
15) ¿Ron o ginebra?
R: Agua, y sin gas. Yo no bebo. Como mucho, una clarita a veces, o un vaso de vino en la comida.