España cumple el trámite y cierra la primera fase con pleno
El doblete de Sergio Lozano y los goles de Aicardo y Raúl Campos dieron a la Selección un triunfo gris ante una Marruecos peleona (4-3). España-Ucrania: Europeo de fútbol sala
España cumplió el trámite, si se puede calificar así a un partido de un Mundial, ante Marruecos (4-3) y pasó como primera de grupo a los octavos del Mundial, donde se medirá a Kazajistán. Un triunfo ante la campeona de África donde volvió a demostrar el oficio suficiente para sacar adelante el partido, pero quizá se esperaba que la brillantez en el juego que faltó ante Irán, y sobre todo, ante Azerbaiyán, apareciese.
El problema es que Marruecos, con una defensa cerrada y la capacidad técnica para aprovechar a la contra los errores españoles, plantó cara. Y eso, ante una Selección que dejó en algunos momentos la sensación de pecar algo de relajación, les sirvió para estar en el partido. Tras los primeros minutos en los que España no encontró el camino en la elaboración, se dio cuenta de que quizá llegarían antes a la portería marroquí adelantando la presión y robando arriba. Así, Rivillos apretó y cedió a Sergio Lozano, que soltó un misil para anotar el 1-0. Pero una pérdida del ataque español se convirtió en una rápida contra en la que Habil bató a Sedano.
Aún así, España se fue al descanso por delante. Aicardo, uno de los mejores atacantes españoles en esta primera fase, se sacó un zurdazo tremendo a la escuadra y Raúl Campos, a pase de Bebe, ponía un 3-1 que daba tranquilidad.
Sin embargo, otro error defensivo (faltaban los dos cierres, Ortiz y Ruiz, sancionados) permitió a El Mazray anotar el 3-2. Esa fue quizá la peor sensación de España, el ser incapaz de despegarse del marcador. Porque cuando Lozano anotó el 4-2 con un golazo de tiro cruzado, Habil anotó uno de los goles del Mundial desde el centro del campo pillando adelantado a Sedano. Un golazo que el protagonista tardará en olvidar pero que para España ya es historia. El miércoles (00:30) los octavos ante Kazajistán y empezará el momento de la verdad: cuando tenga que demostrar que merece tener una tercera estrella bordada en el pecho.