Los Tigers afilan las garras
A pesar de llevar una temporada con bastantes altibajos, los de Detroit se encuentran en una excelente posición para jugar en octubre.
Durante gran parte de la temporada, la tremenda pugna entre los Red Sox, los Blue Jays y los Orioles parecía indicar que el partido de Wild Card de la liga americana iba a tener como protagonistas a las dos franquicias que no ganasen la división éste. Pero los primeros síntomas de debilidad de los de Baltimore y la reciente solidez mostrada por los Tigers ha hecho que los de Detroit sueñen, con todo el derecho del mundo, con llevar el béisbol a la Motown en el mes de octubre.
La temporada pasada supuso una tremenda decepción para los aficionados de Detroit porque su equipo terminó el último de su división y ni siquiera logró vencer en la mitad de los partidos que disputó. Este año, aunque no han mostrado mucha regularidad, han conseguido no perder nunca el contacto con el pelotón de cabeza y se han presentado en septiembre con las opciones intactas. Empatados con los Orioles en el número de victorias y derrotas, se encuentran a poco más de cuatro partidos de los líderes de su división, los que parecían intratables Cleveland Indians. Además, el calendario que les resta es de lo más interesante, una serie contra los Royals (rival directo para wild card); una serie, del 9 al 11 de septiembre, contra los Orioles y 7 partidos hasta final de temporada contra los Indians.
Un aspecto que permite a los de Detroit ser optimistas es que la lista de lesionados no sólo se reduce, sino que esperan que Zimmermann pueda volver el 10 de septiembre y Nick Castellanos a mediados de este mes.
Preguntado el manager de los de Michigan, Brad Ausmus, por su serie contra los Royals y su Rally Mantis, respondió que él es de Connecticut, estado en el que la mantis es el insecto oficial y no se le puede tocar, razón por la que no tenía miedo a la racha asociada al mantodeo animal. Sus jugadores le tomaron la palabra y Miguel Cabrera, en el primer partido les dio la victoria con un hit de dos carreras en la novena entrada. Aunque el segundo partido cayó del lado de los vigentes campeones, el tercero fue para los Tigers y les sirve para distanciar un poco más a un rival directo
El propio Cabrera, que probó el sabor de la victoria en el clásico de otoño hace trece años cuando era un novato en Miami, suspira por otro añillo de campeón. Por su parte Justin Verlander, que tiene todos los galardones que van desde el Cy Young al MVP pasando por la Triple Corona, el novato del año y dos no hitter, siente que está ante la gran oportunidad de completar un currículo fabuloso con una serie mundial.
En pleno downtown de la ciudad del motor, Comerica Park aguarda para vestirse de gala en octubre. El estadio de los Tigers tiene, entre otras atracciones un tiovivo con tigres en lugar de caballitos, una noria detrás de la tercera base cuyas cabinas tienen la forma de pelota de béisbol y un paseo de la fama, entre el jardín izquierdo y el central, con las tallas de Al Kaline, Ty Cobb, Charlie Gehringer, Hal Newhouser, Willie Horton y Hank Greenburg. Quién sabe si tendrán que hacer un hueco si quedan campeones.
Este puede ser el año de la ciudad del motor como demuestra el hecho de que, hasta el dueño de la franquicia, Mike Illitch, se ha dejado ver por Comerica Park. Las nueve estatuas de más de cuatro metros de fieros tigres que adornan el hogar de los Tigers esperan hambrientos a sus rivales. Los dos felinos que escoltan el gigantesco marcador que encienden sus ojos con cada home run quieren rugir victoriosos tras el último partido de la temporada.