Trestman y Flacco pueden darle muchas alegrías a los Ravens
El quarterback por fin debutó en la temporada y pareció muy a gusto tanto con el recién llegado Mike Wallace, como con el sistema muy pasador del coordinador ofensivo.
Como buen maniático, cuando cojo un tema no lo suelto; en años. Y eso es exactamente lo que me está pasando con Marc Trestman, un coordinador ofensivo enamorado del juego aéreo, que después de más de 25 años siendo gurú de ataques en la NFL, se fue a Canadá con sus peculiares ideas pasadoras. En una CFL cuyo reglamento le venía como anillo al dedo, fue de inmediato elegido mejor entrenador, llevó a sus Montreal Alouettes a la Grey Cup (final de la CFL) en su primer año y ganó el título en los dos siguientes. Inmediatamente fue fichado como head coach por los Chicago Bears.
Y precisamente fue ese primer año (2013) en la ciudad del viento el que me fascinó y fijó a Trestman en mi mirilla. Jay Cutler se lesionó en la semana 7, cuando estaba jugando, sin duda, su mejor temporada en la NFL. Salió en su lugar Josh McCown y consiguió unos números mejores todavía, creando con Brandon Marshall, Alshon Jeffery y Matt Forte una conexión no solo letal, sino también muy vistosa. El ataque de los Bears era un espectáculo, y conseguir que Cutler y McCown jueguen a tan alto nivel no está al alcance de casi nadie. Desde ese momento sigo con lupa la trayectoria de Marc Trestman.
Su segunda temporada fue un desastre. Cutler, recién renovado, volvió a ser el quarterback errático de casi siempre. La magia del ataque desapareció mientras la defensa no levantaba cabeza y Trestman saltaba por los aires… para acabar un año después como coordinador ofensivo de los Ravens.
Llegada a Baltimore
Desde el primer día se creo una gran expectación con lo que Trestman pudiera hacer con Joe Flacco, un quarterback letal en los partidos decisivos, pero que no tenía tanto éxito dirigiendo un sistema mayoritariamente pasador como el de su nuevo coordinador. La fortaleza de Flacco siempre había sido su capacidad para jugar bajo presión. En los últimos cuartos sabe conducir remontadas sin despeinarse… pero sin olvidar que muchas veces está por detrás en el marcador porque en los tres cuartos anteriores el ataque no carburó como debía. Sin embargo, y a su favor, Flacco siempre pareció moverse más cómodo en campo abierto y ahí es donde Trestman incide con su filosofía, así que había grandes esperanzas de que la confluencia de astros se tradujera en una explosión ofensiva.
Pero eso nunca pasó. En la pasada pretemporada faltó química hasta que empezaron a caer jugadores en una inexplicable epidemia de lesiones. Incluso se multiplicaron los rumores sobre el posible despido a final de temporada de un Trestman incapaz de poner en marcha su sistema.
Sin embargo, volvieron a apostar por él y muchos estábamos deseando ver, de una vez por todas, su ataque vertical de los Ravens. En las dos primeras semanas Flacco no jugó, y no vimos nada de nada. Probaturas monótonas de jugadores. Pretemporada en estado puro. Pero señores, el sábado por fin volvió Flaco, y durante dos series ofensivas que supieron a poco pudimos vislumbrar, aunque solo fuera un poquito, lo que quizá nos tenga preparado Trestman. Y a pesar de que la primera terminó solo con un field goal, y la segunda con un cuarto down incompleto, lo que vi me gustó y me parece esperanzador. Arriesgado, quizá incluso temerario, pero igual de atractivo que aquello que vislumbramos en esos Bears en los que Cutler y McCown incluso parecían buenos.
El partido contra Detroit
Para empezar, sumando las jugadas de esas dos series, 22 en total, ¡16 fueron pases, hubo solo 5 carreras y la última fue un sack! Flacco completó 11 de los 16 y se le vio muy a gusto. Desde el primer momento pareció haber encontrado muy buena química con el recién llegado Mike Wallace, al que lanzó seis balones medios o largos de los que conectó tres para 37 yardas. La OL no estuvo extraordinaria, pero sí parece haber dado un salto de calidad. También llamó la atención que tanto Dixon (espectacular hasta su lesión) como Forsett se convirtieron en receptores desde el backfield, y en válvula de escape cuando la jugada se complicaba. También recibieron balones Aiken, Juszczyk, Gillmore y Butler… Siete receptores distintos en un total de 11 pases completados no está pero que nada mal.
Hasta ahí la radiografía de los pases de Flacco. Pero lo interesante es que intuimos la filosofía de Trestman. Como esperábamos, hubo un gran desequilibrio entre pase y carrera (11 a 5), pero también una sorprendente variedad de formaciones distintas del cuerpo de receptores, que buscaban permanentemente abrir el campo en anchura y profundidad todo lo posible. De los intentos de pase de Flacco, cinco fueron largos, cinco a media distancia y seis cortos. Sobre todo falló largos, como es lógico, pero creo que el quarterback sintió que tenía delante más opciones de pase de las que había disfrutado en todo el resto de su carrera.
En cuanto se sentó el quarterback titular, se acabó la ración de filosofía Trestman y volvimos a la pretemporada. El juego de carrera y la probatura de jugadores recuperaron el protagonismo. Sin embargo, si les respetan las lesiones y lo que vimos no fue un espejismo, Flacco tiene en su mano dirigir un ataque atractivo, agresivo y muy vertical, y por fin podrá demostrar que cuando se autodominió el mejor quarterback sobre la faz de la tierra, no estaba fanfarroneando.
Me he quedado con las ganas de ver más ‘filosofía Trestman’, pero ahora sí que tengo esperanzas de que funcione en Baltimore. Las primeras pinceladas han merecido la pena.