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PRETEMPORADA

En la pretemporada NFL se trata de no sufrir lesiones

Los partidos de agosto no tienen excesivo interés para los aficionados, pero pueden cambiar el signo de toda una temporada, de toda una carrera.

México DF
En la pretemporada NFL se trata de no sufrir lesiones

La pretemporada es como los cortos en el cine antes de que empiece la película. A nadie le interesan, pero todo el mundo los quiere ver. Todo el mundo los comenta y promete ver al menos uno, pero rara vez cumplirá. La enorme diferencia de que no existe la posibilidad de que los cortos sean mejor que el filme por el que pagamos por ver.

La pretemporada, como tal, es aburrida. Es ver a las estrellas unas cuantas series por partido, si es que llegan a jugar. Un montón de gente sin nombre y sin rostro partiéndose el alma por obtener un lugar y otros tantos que jamás veremos en la NFL. Es cruel, es despiadado y es verídico.

Pero la pretemporada cuenta con un funesto ingrediente que trasciende marcadores, ejecución o decisiones de plantel. Un ingrediente capaz de alterar el destino de equipos, e incluso de toda una temporada: Las lesiones.

La lesión de gravedad de una estrella durante la pretemporada es como el cambio de estaciones, o que los Browns desperdicien otro draft. Es inevitable y sucede año tras año desde que tenemos memoria.

Las lesiones son parte del juego y no tiene caso llorar en torno a ellas. Muchos equipos apelan a la filosofía de “El siguiente en la lista”, con la esperanza de encontrar una joya en bruto, o al menos maquillar un poco las carencias del ahora ausente.

Sin embargo, las lesiones de pretemporada son capaces de cambiar carreras, para bien y para mal, de deshacer pronósticos y fabricar sorpresas. De alterar el rumbo de temporadas completas. Ejemplos sobran.

¿Qué hubiera pasado con los Packers si Aaron Rodgers cuenta con Jordy Nelson toda la temporada? ¿O si Jason Pierre-Paul contara con todos los dedos de la mano? ¿Si Kelvin Benjamin se hubiera mantenido sano, que habría sido de los Panthers? ¿O de los Steelers con Maurkice Pouncey? ¿Cuánto dinero cobraría Ryan Fitzpatrick este año si no le rompen la quijada a Geno Smith? Preguntas a las que la pretemporada les robó la respuesta.

Y eso fue tan solo en 2015. Y en el pasado reciente existen dos ejemplos que valen la pena pensar detenidamente por sus resultados completamente distintos. Michael Vick y Trent Green.

Vick se lesiona la rodilla en el primer juego de la pretemporada en 2003, echando al traste la campaña de unos talentosísimos Falcons de Atlanta que venían de quedarse en el playoff divisional. No se puede evitar pensar en lo que hubiera sucedido.

Caso radicalmente opuesto a Trent Green cuya lesión fue el nido de una historia de cuento de hadas que inició empacando víveres en el supermercado y concluyó con Kurt Warner entronizado al Salón de la Fama. La pretemporada actúa de maneras misteriosas, y no siempre justas.

Todos los años sucede, todos los años parece que un jugador con etiqueta de estrella se pierde tiempo significativo a causa de una lesión. Ahora, apenas está por levantarse el telón que nos revelará quién continúa con la maldición, o si es, acaso, una bendición disfrazada.

Quedan tres semanas para que la historia de la campaña 2016 comience a escribirse desde algún quirófano.