JUEGOS OLÍMPICOS

El último remate de Molina: alcanzar la medalla olímpica

El ceutí dejará la Selección tras los Juegos, pero espera hacerlo a lo grande. “Hemos dado un salto y somos más maduros que en Londres”. Este martes, Serbia (21:30).

Guillermo Molina celebra un gol durante un partido de la selección española de waterpolo.
Quinn Rooney
Alberto Martínez
Licenciado desde 2006 pero escribiendo crónicas desde 2003. En AS desde 2005, donde informa del Espanyol y de polideportivo, especialmente de deportes acuáticos. Ha estado en tres Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Natación y tres Europeos. Autor del libro ‘Jesús Rollán eterno’.
Río de Janeiro Actualizado a

En 2001, la Selección española de waterpolo se proclamaba campeona del mundo por última vez en su historia, en la siempre inolvidable Fukuoka (2001). Un año antes se había escapado el tercer podio olímpico seguido en Sidney. Aquel triunfo fue el broche de oro a una generación que arrancó, diez años atrás en Perth (1991), una de las historias más brillantes del deporte español, con una plata (Barcelona 1992) y un oro (Atlanta 1996), así como con un reconocimiento social sin parangón en un deporte hasta la fecha bastante desconocido fuera de sus círculos. En aquella selección de 2001, había un chico de 17 años que cerraba la plantilla y que respondía al nombre de Guillermo Molina. Willy, para los amigos, era el siguiente Manel Estiarte, un jugador superlativo, capaz de actuar en todas las posiciones de la piscina, que ahora vivirá sus últimos Juegos pese a tener solo 32 años. “Llegué ya al límite. Es necesario que gente de abajo siga creciendo y subiendo. Se debe entender que ya le di todo a la Selección y quiero darle lo mejor a mi familia. Quiero dedicarle el verano a mi mujer y mis hijos”, anunció.

No quiere despedirse Molina, quien está viviendo una segunda juventud (“los últimos cuatro años estaba durmiendo. Llevo dos años jugando a mi mejor nivel. Vuelvo a estar entre los mejores”, dijo), sin hacer algo grande. El central y capitán del equipo español considera que la Selección ha pasado momentos “muy difíciles” en los últimos cuatro años, pero “el equipo dio saltos cada vez más grandes. Estamos a un paso de ser una opción clara para las medallas y queremos aprovecharla”. Esa opción pasa por ganar a Serbia este martes (21:30).

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Uno de los puntales de esta Selección, decisivo con sus goles en la fase de grupos, es la unión en el vestuario. “Es fácil trabajar cuando hay química. Como en cualquier profesión, el buen ambiente es clave. Somos España. Otras selecciones tienen otras dinámicas. Nosotros somos latinos y si no tenemos esto nos cuesta mucho más”, afirmó Molina, quien remarca que la clave de la Selección son “la intensidad, el compañerismo y el sacrificio”. Tres valores que ha querido inculcar el seleccionador, Gabi Hernández, hombre de carácter.

Está preparado Molina, que disfrutará de sus últimos lanzamientos en sus cuartos Juegos Olímpicos. Quiere despedirse a lo grande tras competir en Atenas, Pekín y Londres. Río es el punto final del puente entre la mejor generación de la historia y otra que no ha podido seguir sus pasos, pero que espera, al menos, ser también recordada. Para ello, hay que ganar a la campeona del mundo. Un reto que bien sabe Molina.

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