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CAMPOS

Pasado y futuro de los estadios en el football

La aprobación de un campo para que juegue el equipo de instituto de una ciudad texana contrasta con el lugar donde estaba el Candlestick Park.

El nuevo campo para que juegue el equipo de football de instituto de McKinney, Texas, costará cerca de 63 millones de dólares.
MISD

Que el estado de Texas aspira a ser más grande que la vida misma es algo abierto a debate. Que el football no es que sea una religión sino que ES LA RELIGIÓN queda fuera de toda duda. Sólo así se puede entender la fiebre que recorre el estado de la estrella solitaria… aunque se trate de un equipo de instituto.

Resulta que la población de McKinney ha aprobado la construcción de una instalación que acogerá los partidos y que costará la friolera de 63 millones de dólares. El campo acogerá 12.000 espectadores y se estrenará para la campaña 2017. Hay que subrayar que aquí se jugarán los encuentros de los tres institutos de la localidad que contaba por 2013 con algo menos de 150.000 habitantes.

Y todo esto viene como anillo al dedo para hablar de los planes que acaban de anunciar la ciudad de Arlington para financiar un nuevo campo para los Texas Rangers de las Grandes Ligas por mil millones de dólares.

Uno podría pensar que se trata de un gasto desaforado, incluso en el estado del football por antonomasia, pero es que la población vecina de Katy va a estrenar por la mismas fechas, de cara a la temporada 2017, su campo de 62.5 millones de dólares de presupuesto y que Allen hizo lo mismo con el suyo, por la ‘modesta’ cifra de 60 millones y que se puso en marcha en marcha en 2014.

Mientras que el deporte crece de forma exponencial en el citado estadio, también merece la pena echar un vistazo a lo que fue el lugar donde estaba el Candlestick Park, hogar de los San Francisco 49ers durante tantas décadas, y testigo de los éxitos de la franquicia californiana y de los de Barry Bonds, de camino a establecer el récord de home runs.

Y cuando se mira lo que colgó nuestro compañero Barry M. Bloom, la sensación que se le queda a uno es… desoladora.