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Mi soledad como fan del fútbol americano

A pesar de no estar muy respaldado por amigos y familiares, con su desdén hacia mi querida afición, eso tan sólo ha conseguido hacerla más especial.

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Mi soledad como fan del fútbol americano
Getty Images

Miro hacia atrás y veo muchos años de fútbol sala, fútbol, baloncesto, bádminton, natación, rugby, etc. Siempre rodeado de mis amigos y familiares, disfrutando juntos de estos deportes, ya sea practicándolos o simplemente viéndolos en el televisor. Fueron años divertidos y nunca faltaba gente para una pachanga en el patio del colegio, o para ver en la cervecería un partido importante.

Todo en el deporte era genial e ilusionante, y una perfecta excusa para juntarse con los amigos y disfrutar de un rato agradable. Hasta que llegó a mi corazón, el fútbol americano.

Cuando tan sólo tenía unos 10 años, caminaba por la feria cogido de la mano de mi padre, recuerdo que hacía mucho frío y tenía las orejas congeladas. Mi padre, que se dio cuenta, paró en puesto ambulante en el que vendían los típicos gorros de lana bordados con los escudos de los Bulls, Lakers o New York Yankees. Mi padre me dijo que eligiera uno y algo, que todavía considero un misterio, me hizo decantarme por un escudo que no había visto antes, y que para mí no tenía ningún significado. Ese escudo era el de los Steelers de Pittsburgh.

El gorro, pasó de mi cabeza a un cajón y allí estuvo perdido durante muchísimos años. Hasta que allá por el año 2000, ya con internet en mi casa, lo encontré sepultado entre calcetines viejos y demás objetos olvidados, y por supuesto, introduje en el buscador la palabra “Steelers”.

Desde entonces, mi afición por el fútbol americano va creciendo año tras año, temporada tras temporada, hasta llegar al día de hoy en el que escucho podcast, leo noticias a diario, veo todos los partidos, visto con orgullo ropa de la NFL, juego a fantasy, colecciones trading cards, etc. En definitiva, me he convertido en un auténtico fan de la NFL.

Todo parece normal, hasta que quieres compartir tu afición con tu familia y amigos. Gente con la que has visto partidos de tenis de más de tres horas, se niegan en rotundo a ver un mísero vídeo de tres minutos con las diez mejores recepciones del fin de semana. O te miran raro cuando coges un lunes por la mañana el día libre en el trabajo, porque el domingo hay Super Bowl. O te hacen que cambies el Madden en la Xbox porque prefieren jugar a un juego de ping pong, o rechazan sistemáticamente las invitaciones a tu liga fantasy.

No entiendo que ocurre con el fútbol americano, o mejor dicho, no entiendo que les pasa a mis allegados con el fútbol americano. Algo que me ha llegado a enamorar y que ocupa gran parte de mi tiempo libre, y que tengo que disfrutar en solitario.

A pesar de mi soledad como fan de fútbol americano, no estoy triste. Todo lo contrario. Mis amigos y familiares, con su desdén hacia mi querida afición tan sólo han conseguido hacerla especial.

Ahora, mientras camino escuchando un podcast y sueño con la séptima super bowl de mis Steelers, pienso y concluyo…

…bendita soledad.

P.d.: Espero que mi pequeño, que cumple un añito el próximo día 17, comparta conmigo esta grandísima afición.

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