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Desde Hollywood

El caos reina en el Oeste

Los Dodgers atraviesan una mala racha en la división más igualada de la MLB. Hasta 6 días seguidos sumó perdiendo el equipo de Kershaw.

Los Ángeles
El caos reina en el Oeste
Getty Images

El pasado lunes, unas horas antes de comenzar el primer partido de la serie ante Miami, Dieter Ruehle llegó a su puesto de trabajo habitual y se preparó para la jornada. Ruehle trabaja como organista en el Dodger Stadium después de que la veterana Nancy Bea se retirara en octubre, después de más de dos décadas al servicio de los Dodgers. Ruehle se sentó frente a las teclas en una sección del del palco de prensa. Además de las canciones tradicionales como ‘Take Me Out to the Ball Game’ o el propio himno de los Estados Unidos, Ruehle suele tocar temas más modernos en los tiempos muertos del juego. Black Sabbath, los Beatles o la Creedence quizá no sean tan, tan modernos, pero sí populares. Mientras los jugadores de Dodgers y Marlins calentaban en el campo, Ruehle tocó los seis minutazos de ‘Bohemian Rhapsody’ para calentar los dedos. La música solo se escuchaba en el palco de prensa, donde varios periodistas se animaron a cantar una de las canciones más famosas de la historia del rock. La edad de estas personas no la voy a decir.

‘Bohemian Rhapsody’ fue lo mejor que se vio en el Dodger Stadium ese día. Los Dodgers están en una fase más caótica que la canción de Queen. Miami jugó cuatro partidos en el Dodger Stadium y ganó los cuatro. Por primera vez en la historia, la franquicia de Florida barrió por completo a los Dodgers en una serie. El entrenador de los Marlins, Don Mattingly, que salió del banquillo de los Dodgers el pasado invierno entre multitud de críticas, fue abucheado cuando Todd Leitz anunció su nombre por megafonía. Todd Leitz se sienta una justo delante del órgano, por cierto. Mattingly logró que Miami silenciara Chávez Ravine durante cuatro noches consecutivas.

Los tres siguientes compromisos de los angelinos eran ante San Diego. Los Dodgers aniquilaron a los Padres en la serie inaugural de la temporada, pero los locales recibieron venganza de primer plato por segunda vez en la misma semana.

Los Dodgers perdieron durante seis días seguidos, y en el séptimo, Clayton Kershaw se subió al montículo para conseguir la victoria. Esta semana, Los Ángeles ha jugado dos encuentros en Tampa Bay que se saldaron con una victoria y una derrota. El balance de los Dodgers es de 14 triunfos y 14 perdidos, y la situación no es la mejor.

Los días malos son inevitables en este deporte, pero cuando se juntan los días malos de varios integrantes del juego, es difícil sacar una victoria.

Después de un mes de temporada, los promedios de bateo de los Dodgers están ligeramente por debajo de la Liga Nacional, pero es que son el segundo equipo que menos jonrones ha conectado: 20, y solo los Bravos de Atlanta son peores (6). Los bateadores de la novena angelina se embasan menos que la media y batean con menos potencia que la media, lo cual dificulta impulsar carreras, estadística en la que tampoco brillan.

Sobre el montículo, Clayton Kershaw y Kenta Maeda tienen una ERA envidiable, a años luz de sus tres compañeros en la rotación. Los relevos tampoco tienen unos números excepcionales.

La División Oeste de la Liga Nacional es la más igualada de todas la Major League Baseball. Los cinco equipos están separados por solo tres partidos y en la cabeza de la división hay un triple empate a día de hoy. Si miramos el número de carreras anotadas y encajadas, la expectativa de victorias favorece a los Dodgers. Los creyentes en los números deberían ser optimistas, porque lo bueno de ser un equipo grande e irregular es que no dejas de ser un equipo grande, y que la irregularidad se cura el día menos pensado. Mañana, quién sabe.

Buck O’Neil fue uno de los jugadores más icónicos de las Ligas Negras, donde jugó de primera base para los Monarchs de Kansas City. En el documental ‘Baseball’ de Ken Burns, O’Neil habla de la importancia del mañana: “Puedo ver a un tipo mandar la bola fuera del parque y ganar el partido, y ese mismo tipo viene mañana en la misma situación y falla y pierde el partido. [El béisbol] te puede llevar allá arriba, pero no te vuelvas muy presumido porque mañana te puede mandar allí abajo. ¿Ves? Pero una cosa es segura: siempre habrá un mañana”.