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Cinco cosas que pienso

La esperada llamada que nunca recibió Julian Edelman

No lo invitaron al Radio City Music Hall de la ciudad de Nueva York porque, para la NFL, no se encontraba entre los quince principales prospectos del draft.

Julian Edelman era quarterback en la Universidad, finalmente se ha convertido en el principal receptor de los Patriots.
Getty Images

Al fin llegó el gran día. No lo invitaron al Radio City Music Hall de la ciudad de Nueva York porque, para la NFL, no se encontraba entre los quince principales prospectos del draft. Sin embargo, su agente se lo había repetido mil y una veces: “tranquilo, verás que te llaman durante la mismísima primera ronda para decirte que te seleccionan”.

No es que su combine hubiera sido muy bueno, pero su fama de pass rusher feroz –aunque un poco pequeño- había hecho correr ríos de tinta en la prensa local de la diminuta institución en que realizó su carrera universitaria. Esa fama, sumada a su gran rapidez para salir desde la posición de tres puntos, tenía que ser suficiente para que saliera elegido entre los primeros veinte del draft, quizá entre los primeros diez…

Y no solo él pensaba así. También lo hacía la propia cadena deportiva ESPN, que mandó un equipo de cámara hasta su casa el mismo día para captar en vivo las imágenes y la emoción que siente un jugador al ser escogido por uno de los equipos de la NFL. En aquella época el draft no era como ahora y solo cubría dos días. En el primero, se realizaban las dos rondas iniciales y, en el siguiente, las otras cinco.

Familiares y amigos no dudaron en acudir a la cita. Iban arremolinándose en la suntuosa casa que había elegido como vivienda. Había pagado una pequeña entrada con su primer gran contrato de patrocinio, el cual estaba supeditado a que fuera elegido en la primera ronda, y sabía que, con la gran cifra que iría cobrando cada partido, le sería más que suficiente para dejar la hipoteca totalmente liquidada en menos de dos años.

Había encargado cosas para picar y hasta había contactado a un catering cercano, para que trajeran todo tipo de delicias: gambas, atún teriyaki, sushi, un poco de caviar… Por supuesto, había infinidad de latas de Budweiser, las cuales, mientras esperaban a que saliera a escena el Comisionado de la NFL, iban siendo liquidadas a gran velocidad por todos los invitados, mientras el operador de cámara de la ESPN se daba un gustazo sacando todo tipo de planos a diestra y siniestra.

Llegó el gran momento. El Comisionado se convirtió en el gran protagonista y los Cincinnati Bengals fueron puestos on the clock. Por un momento pasó por su cabeza ser elegido el primero de todo el draft, pero era imposible porque los Bengals claramente necesitaban un quarterback. Y así fue… Vino la segunda selección y la tercera y la cuarta.

Fue pasando el tiempo. En realidad eran pocos minutos, pero el ambiente en la mansión del jugador comenzaba a ser cortante. Sus amigos abucheaban cada selección que se anunciaba y por la frente de su madre comenzaba a correr un sudor helado, que se acentuó al ser elegido el primer defensive end del draft y no ser su hijo el nombrado.

Por fin sonó el teléfono, la esperada llamada… El jugador corrió a contestarlo, pero su hermano se adelantó. “¿Serán los Bills o los Bears?”, pensó mientras volaba para coger él mismo el teléfono. Sin embargo, la desazón fue enorme al escuchar que su hermano balbuceaba: “Es tu agente”.

El abogado simplemente quiso decirle que los Cowboys o los Eagles estaban altamente interesados y que seguro lo draftearían, que no sería en la primera ronda pero que, con toda seguridad, ocurriría en la segunda.

“¿Qué hacemos?”, interrogó el redactor de la ESPN a su productor. Y este le hizo señales que siguieran, que la noticia había dado un giro, pero era noticia al fin.

La tarde fue pasando.

Los nombres anunciados desde Nueva York fueron sucediéndose una y otra vez con mayor velocidad, pero el suyo no se escuchó. No hubo lágrimas, pero el personal fue desalojando la casa muy poco a poco. Sus amigos intentaban animarlo en vano. Prácticamente todos sus familiares se fueron cabizbajos, sin decir nada.

Al día siguiente, inundada en soledad, la historia se repitió. El draft concluyó y ningún equipo lo eligió. Su agente desapareció, pero uno nuevo le llamó poco después para decirle que tenía tres opciones para firmar como agente libre y luchar a brazo partido por un puesto en el training camp…

Cinco cosas que pienso:

1. Pienso que podéis dar a la historia el final que queráis. Quizá el personaje no era defensive end, sino wide receiver y se llamaba Julian Edelman.

2. Pienso que también podía llamarse Thurman Thomas, que no fue elegido por los Buffalo Bills hasta la cuadragésima selección general, o Tom Brady, drafteado por los New England Patriots en la sexta ronda.

3. Pienso que, por muchos estudios que se hagan, análisis, combines… todo jugador antes de llegar a la NFL sigue siendo un melón sin abrir. Pero es curioso, de lo que ocurra a finales de esta semana dependerá el futuro de la gran mayoría de equipos en la liga.

4. Pienso que los Eagles al menos han sido muy valientes, haciéndose con la segunda elección del draft para elegir con toda probabilidad a un quarterback… Mi única duda es si Jared Goff o Carson Wentz son tan buenos para realizar tan gran sacrificio. Por cierto, ¿qué tal Paxton Lynch?

5. Pienso que la historia de Johnny Manziel va muy mal, pero acabará aún peor.