JUDO | EUROPEOS EN KAZÁN (RUSIA)
Sugoi y Laura: "A veces vemos combates en vez de pelis"
Uriarte y Gómez, marido y mujer, están virtualmente clasificados para Río. Él perdió el bronce en Londres. Ella se quedó a las mismísimas puertas.
España tendrá un matrimonio en el Europeo que arranca este jueves en Kazán (Rusia)... y en los Juegos. Porque Sugoi Uriarte (31 años, -66 kg) y Laura Gómez (32, -52 kg) están virtualmente clasificados. En Londres 2012, el vitoriano perdió el bronce por una decisión discutida. Su chica estaba allí, pero no para competir. La plaza fue para Ana Carrascosa por decisión federativa, con la que había quedado empatada a puntos en el proceso clasificatorio. "Fui allí y ayudé a calentar a mis compañeras. ¡No lo repetiría nunca!", recuerda. Dos meses después de los Juegos se casaron. Se prometieron amor, pero también que los dos estarían luchando sobre el tatami este mes de agosto en Río.
"Viví muy mal no traerme la medalla. Pero también soy consciente que si la hubiera conseguido no estaría aquí. He seguido porque la quiero. Y Laura por quitarse la amargura. Por vivir unos Juegos juntos", desgrana Sugoi. "Un coco", como le define ella. Ingeniero superior con dos másters y el doctorado en proceso. Laura ("un manojo de nervios", se autodefine después) no le va a la zaga: Administración y Dirección de Empresas y máster en organización de eventos deportivos.
"Para mí es positivo vivir juntos y compartirlo todo, porque nos apoyamos. Aunque también se suma la tensión. El proceso de clasificación es de locos, y en el último mes hemos competido en Perú, Argentina, Georgia y Turquía", desgrana Laura. "La Federación te paga algunos viajes, pero si quieres sumar puntos en otros eventos más favorables tiene que salir de tu bolsillo", dice él. Con su pequeño ADO menguante y el Proyecto FER de la Fundación Trinidad Alfonso han ido tirando en su pisito. "Nos da para vivir, no para ahorrar. Ya llegará el momento". No se quejan. Tienen un objetivo. "En otros países, el judo es profesional y son como futbolistas en Rusia, Francia o Brasil...", comparan.
Viven en Valencia y se entrenan en el Centro Nacional de Tecnificación. El padre de Laura, Salvador, les dirige junto al coreano Jeong-hwan An. Judo en familia. "¡En vez de una peli, a veces nos sentamos en el sillón a ver combates!", se ríe Laura. Sugoi almacena miles de horas de competiciones en un disco duro. Los detalles suman para lograr ippones.
Su mente está ahora en el Europeo, y en que no se escapen los puntitos que deben cerrar el billete para la capital carioca. "En Río seré un rival muy difícil de ganar por mi experiencia aunque ya no aparezca como favorito en tantas quinielas", advierte él. "Y yo ya he cubierto el cupo de mala suerte", abrocha ella. Quieren sentir el peso de una medalla olímpica sobre el judogi. Competir en condiciones al menos. ¿Y después? "¡Unas vacaciones! Desde que llegué a Valencia con 18 años no las hemos tenido nunca. Cuatro días en casa de unos amigos en Mallorca", resopla Sugoi. Lo que no confirma es si el destino será Japón, la cuna de su deporte. Judo, judo, judo...