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AFC Norte desde dentro

Kaepernick y los Browns, un matrimonio de conveniencia

El QB necesita relanzar su carrera, sin porvenir en la bahía, y la franquicia de Ohio ilusionar a sus seguidores con un golpe de efecto en la agencia libre.

Colin Kaepernick busca una nueva oportunidad para demostrar su valía en la NFL.
Getty Images

Adivinanza: “¿Qué franquicia gestiona peor que los Browns la situación de sus quarterbacks?” La respuesta tiene trampa: “La misma franquicia de los Browns al año siguiente”. Desde su reincorporación a la liga en 1999, la franquicia del norte de Ohio ha tenido 24 diferentes quarterbacks titulares. De todos los colores, pelajes, edades y estilos de juego. Incluso una pareja de hermanos en diferentes épocas. Una maldición que persiste hasta nuestros días, porque ahora mismo, nadie tiene ni idea quién se alinearía tras el center (que esa es otra, éste tampoco se sabe quién será) de los Cleveland Browns cuando se inicie el campeonato. De momento el principal candidato es McCown, pero también existe la opción de escoger un novato con su pick#2 en el draft. Pero de quien más se está hablando es del último en apuntarse a la lista, el todavía quarterback de San Francisco 49ers, Colin Kaepernick.

El primer impulso tras escuchar este rumor sería echarse a reír… o a llorar si eres seguidor de los Browns. Estamos hablando de un quarterback que ha fracasado estrepitosamente en 2015. Y no por haber perdido la tutela de Jim Harbaugh, sino porque en cuanto no he tenido una defensa que solucionara los partidos, un juego de carrera que le liberase de presión y una buena línea ofensiva tras la que ampararse, se han visto expuestos todos sus defectos. Ni siquiera la llegada de un entrenador supuestamente afín a su estilo de juego como Kelly puede salvar su destino. Que aparezca un traspaso es lo mejor que le puede pasar a él, y a los niners.

Por su parte, los Browns aparecen como el cónyuge ideal para el casorio. No solamente necesitan reforzar la posición de QB (con McCown nadie espera llegar muy lejos), sino que su discreto paso por la agencia libre, en la que no le están sirviendo de nada los muchos millones que dispone para gastar en retener a sus mejores agentes libres o fichar jugadores de impacto, hace indispensable que den un golpe de efecto con el que ilusionar a su afición. Y por mucho que Kaepernick parezca un ángel caído, no olvidemos que sigue teniendo un nombre en la NFL. No hay muchos quarterbacks en activo que puedan presumir de presencia en una Superbowl.

La historia de la NFL está repleta de situaciones similares. Un QB que parece acabado en una franquicia, renace como Ave Fénix con un cambio de aires. Un equipo envuelto en la mediocridad se engancha a la competición de la mano de un QB desahuciado con ganas de demostrar cuánto se equivocaron con él. Sentenciar que la unión Kaepernick-Browns está predestinada al fracaso sería pecar de insensatos, cuando no de soberbios. Ahora bien, sería un tanto ingenuo obviar las dificultades que deberá superar este matrimonio.

Si las calamidades de Colin se manifestaron al quedarse sin defensa, juego de carrera y línea ofensiva, recordemos que los Browns corrieron en 2015 aún menos que los 49ers, que su defensa acabó la número 27, y que su línea ofensiva se ha desmantelado en la última semana. Por otra parte, los mayores éxitos de Hue Jackson, el entrenador de Cleveland, han llegado con quarterbacks como Palmer, cuya movilidad es la de un gato… de escayola, con Flacco, un QB con defectos y virtudes, pero que entre estas últimas no se encuentra precisamente su capacidad para correr, y con Dalton, quizá el mejor representante joven del pocket-passer más tradicional. Un QB de las características de Kaepernick supone un reto novedoso para él, por más que hayan aparecido informaciones que afirmen que era su preferido para los Raiders en el draft de 2011. Es posible que la magia de Jackson pueda enseñar a Kaepernick a buscar otras alternativas si la jugada ordenada no se desarrolla de acuerdo a las previsiones, a refrenar sus impulsos de salir corriendo en cuanto se vea en apuros, o afinar su puntería. Pero no será tarea sencilla, especialmente en una franquicia que no se distingue precisamente por su paciencia con los proyectos.

Quizá Jackson crea que puede recuperar a Kaepernick para el football a primer nivel. Sashi Brown piense que se trate de una operación de escaso riesgo y posible gran recompensa (obviamente le reducirían su desorbitado salario actual), o Paul de Podesta siga enamorado de su bola rápida de cuando Kaepernick fue seleccionado por los Chicago Cubs de la MLB (no se pierdan la sección de béisbol de AS, por favor). En cualquier caso, este culebrón no tiene pinta de solucionarse en breve. El tira y afloja de los clubes será largo, y más cuando por medio de esta pareja se ha metido un tercero como los Broncos. En todo caso, esta negociación tiene fecha de caducidad, el día que los 49ers deban pagarle los 12 millones que garantiza su contrato. Y este día es el 1 de Abril. El día de los Inocentes en el mundo anglosajón.