España, en semifinales a frenar a una Croacia envalentonada

Cuatro horas de traslado a Cracovia, y partido de este viernes ante Croacia (21.00) en el Pabellón Tauron Arena donde los polacos aún lloran la que posiblemente sea la mayor tragedia de su balonmano, ese 23-37 antes los croatas y que ya se ha cobrado la dimisión de su seleccionador, el alemán Michael Blieger. Los cuatro semifinalistas ya han pasado de la euforia a la concentración para pensar en llegar a la final.

Manolo Cadenas recuerda el mérito de España “que es la única selección medallista que puede repetir”, aunque tiene un reto: la revancha de Croacia, que en Dinamarca se quedó a un paso en la consolación ante la Selección, que se impuso por 29-28, un marcador que no cuenta en realidad lo que pasó en aquel encuentro, en el que los croatas maquillaron las desventaja aprovechando una exclusión de Ugalde.

El seleccionador croata, Zelko Babic, comenta que estar clasificados es “un milagro”, y que ahora “hay que colocarse al lado de Jesús; no se puede apostar contra él”. Sin duda, una metáfora para dar rienda suelta al optimismo en una selección renovada, sin el talento de otras épocas, pero que tiene en Duvnjak (compañero de Cañellas en el Kiel) a su estandarte. Alilovic, el portero al que formó Cadenas en el Ademar León, es el titular, aunque el héroe ante Polonia resultó el segundo Stevanovic.

Un equipo de velocidad letal gracias a sus dos extremos, que juegan en Polonia y son compañeros de Aginagalde en el Kielce, Sterlek y Cupic, veteranos y expertos. Un pivote fuerte y duro como Kozina, que juega en el Flensburg alemán, más los gigantes Gojun y Kopljar, con parte de dos hombres importante de esta selecciòn balcánica que vive momentos de euforia, lo que genera un peligro para España, por todo lo que representa, y que tendrá en esta semfinal mucho trabajo con las transiciones defensivas, y necesidad de ampliar la pista para que los lanzamientos lleguen de muchas posiciones.

La otra semifinal enfrenta a Noruega, en su primera semifinal de la historia, y a Alemania, que regresa a una semifinal ocho años después y que ha desatado la euforia en su pais porque nadie daba un euro por su suerte, y más tras las dos últimas lesiones