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Resaca del Bengals-Steelers

Pacman Jones se echa al monte: “Antonio Brown hizo teatro”

El jugador de los Bengals afirma además que Joey Porter, entrenador de los Steelers, le gritó: "Sois unos sucios hijos de puta, sacad el culo de aquí"

Adam Jones discute con el árbitro en los últimos instantes del partido de Wild Card entre Bengals y steelers.
ANDY LYONSAFP

Después de 48 horas, y con los ánimos calmados, era de esperar que los protagonistas de la pelea de barrio del sábado entre Bengals y Steelers hubieran recuperado la sensatez, pero prácticamente siguen inamovibles en sus posturas, convencidos de que hicieron lo correcto.

Un ejemplo de todo lo que digo es Pacman Jones, que en el programa de Dan Patrick del lunes se despacha a gusto insistiendo en que Antonio Brown hizo teatro, y que esta semana todos veremos que no sufrió ningún daño. Todos hemos visto muchas veces la secuencia sobrecogedora, y cómo la cabeza del receptor se le movía sin control, y los ojos se le ponían en blanco tras el golpe escalofriante de Vontaze Burfict. Pero según dijo Jones el mismo sábado, es una actuación “que mereció un Oscar”. Aunque hoy lunes, en el mismo programa, Jones dijo que “además del Oscar, un Grammy”. Esta última declaración me tiene profundamente desconcertado, porque en las imágenes de televisión no se aprecia que mientras a Antonio Brown le giraba la cabeza estuviera cantando y haciendo gorgoritos. Es posible que Pacman Jones, más cercano a la escena, disfrutara de un cántico celestial que le estimulara.

De todos modos, Jones no necesitó ninguna estimulación para volcarse sobre Joey Porter, asistente de los Steelers, que según el jugador de los Bengals saltó al campo insultándoles: “Sois unos sucios hijos de puta. Sacad el culo de aquí”. Sin embargo, del mismo modo que los comentarios en los que acusa a Antonio Brown me parecen inaceptables, nauseabundos, sospecho que Joey Porter debió actuar de un modo no muy diferente a lo que relata Jones.

De hecho, que Mike Tomlin le diera el balón del partido a Joey Porter en el vestuario, con todos los jugadores aclamando, tras el final del partido, me parece uno de los actos más pútridos que he visto desde que sigo la NFL. Uno de esos sucesos que a largo plazo terminan creando rechazo y animadversión hacia una franquicia.

Pero lo realmente importante aquí es que, dijera lo que dijera, si Pacman Jones fuera mínimamente profesional, se habría dirigido al árbitro para denunciar que un asistente de los Steelers no solo estaba dentro del campo de forma ilegal, sino también insultando a sus rivales. Lo que a ningún tipo con dos dedos de frente se le ocurre es arremeter contra él llevándose por delante por el camino al asistente más cercano.

Por tanto, Pacman Jones perdió una magnífica oportunidad de reparar el error de Vontaze Burfict, consiguiendo arrancar una penalización contra los Steelers que habría devuelto el balón al punto de partida. A cambio, se comportó como un descerebrado, aumentando el castigo.

Y por si no había quedado claro, dos días después sigue actuando como un descerebrado, insistiendo en que tenía toda la razón e hizo lo correcto.

Se puede entender que un jugador pierda los papeles en un momento de locura. No es muy edificante, pero excepcionalmente puede pasar. Todos hemos tenido algún momento así. Lo que es triste es que en frío, muchas horas después, se reafirme en un error que ha desbaratado el trabajo de una franquicia durante todo un año.

De todos modos, en toda esta historia, por mucho que escarbemos, hay muy pocas cosas edificantes.