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ARIZONA CARDINALS 38 - GREEN BAY PACKERS 8

Los Cardinals pegan un repaso monumental a los Packers

El equipo de Arizona no deja lugar a dudas sobre la jerarquía de los aspirantes a la Super Bowl por parte de la NFC al aplastar a Green Bay.

Cory Redding retorna para TD un fumble forzado a Aaron Rodgers.
Joe CamporealeUSA Today Sports

Los Arizona Cardinals y los Green Bay Packers afrontaban el partido de hoy como una prueba de cara a los playoffs. No hay duda de que ambos aún tenían, y tienen, mucho en juego, pero el gran trofeo de la temporada regular, el poder disputar los partidos por el título, estaba asegurado para ambos antes de comenzar la contienda. Siendo así, uno de los aspectos que merecerían análisis sería en que estado afrontan ambos la fase crucial del año. Pues bien, si lo visto en el estadio de la universidad de Phoenix vale para algo es para demostrar, de manera muy cruda, que en la jerarquía de aspirantes a jugar la Super Bowl por parte de la NFC los Arizona Cardinals están en un escalón y los Green Bay Packers en otro. Más abajo, en concreto.

Los Cardinals ganaron por 38 a 8, en lo que supone su noveno triunfo consecutivo. El aplastamiento fue incontestable. Desde cualquier aspecto del juego, los de Bruce Arians fueron superiores. No importa que miremos la táctica, la ejecución, el ataque, la defensa o los equipos especiales. En todos los órdenes Arizona se mostró mejor y más preparado como equipo.

Pero si hubiese que señalar un área de capital importancia en el desarrollo del duelo habría que centrarse en la línea ofensiva de los Packers y en la defensiva de los Cardinals. Ahí es donde se fraguó el gran naufragio de Green Bay.

Las bajas se acumulan en esa unidad para los queseros, con David Bakhtiari fuera para el partido y Bryan Bulaga yendo hacia el vestuario como imagen premonitoria. Aaron Rodgers fue perseguido y golpeado sin piedad. Hasta ocho sacks recibió antes de que Scott Tolzien saliese a jugar los minutos de la basura, que fueron abundantes, y también a recibir lo suyo.

Con esa presión demencial emergió, de nuevo, uno de los males del año para el equipo: la incapacidad de los receptores para librarse de sus pares. Mal enemigo para ello la fantástica secundaria de Arizona que, además, sumó para la causa a Deone Buccanon, ese safety reconvertido a linebacker que es una máquina de caer en cobertura y crear situaciones disruptivas. Una sola de esas unidades dominantes bastaría para desquiciar a cualquiera. Cuando se juntan las dos pasan las cosas que vimos ayer, con unos Packers incapaces de hacer nada. Incapaces, si quiera, de mantenerse en pie ante la lluvia de golpes.

Fruto de esa presión llegaron las pérdidas de balón. Entre interecepciones y fumbles forzados, incluso tras la línea de scrimeage, Arizona sumó hasta 28 puntos después de recuperación de balón.

Eso no significa que el ataque no funcionase. Todo lo contrario. Corrieron cuando quisieron, con un David Johnson que anotó un touchdown y fue una pesadilla para la línea de los Packers. Y más tras perder a B.J. Raji por una conmoción cerebral. Larry Fitzgerald y John Brown también tuvieron su ración de balones y anotaciones en una tarde feliz. La contundencia de los chicos de Bruce Arians en su primer partido sin Tyrann Mathieu es como para tenerles un respeto máximo.

Sobre todo si se tiene en cuenta que con esta victoria se han asegurado ser uno de los dos primeros cabezas de serie en los playoffs, lo que equivale a "librar" en el primero fin de semana de las eliminatorias, el de la ronda de wild card. Es más, si en la jornada final ganan a los Seattle Seahawks y los Carolina Panthers pierden con los Tampa Bay Buccaneers serían primeros de la NFC y tendrían el derecho a jugar todo enero en casa.

Para los Packers la derrota es dolorosa y preocupante en los moral, en lo psicológico. Porque en el aspecto puramente matemático y material su obligación para la semana que viene es la misma: si ganan a los Minnesota Vikings serán campeones de división y número tres de la NFC. Pero, que duda cabe, el correctivo recibido es de los que hace a un grupo replantearse su verdadero nivel de cara a las batallas que se atisban en el corto plazo para levantar el Lombardi Trophy.