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BUFFALO BILLS 16 - DALLAS COWBOYS 6

Los Bills ganan a los Cowboys en medio de una triste lluvia

Buffalo fue testigo de un partido prescindible, sin brillo ni exhibición alguna de talento, en el que el que la meteorología sirvió de metáfora sobre ambos.

Tyrod Taylor corriendo, claro.
Tom SzczerbowskiAFP

Es justo que una temporada como la presente de los Buffalo Bills y los Dallas Cowboys tenga un epitafio como el vivido hoy en el Ralph Wilson Stadium. Lluvioso, descorazonador, triste. Es justo porque así han hecho sentir a sus aficionados toda la temporada. Ya se que queda una jornada, pero, al menos, que quede testamento de una campaña perdida para ambos en un partido perdido para todos los que lo hemos visto. Y, encima, con una persistente lluvia metafórica para dotar del sentido estético, visual, preciso para tan decaído estado de ánimo.

Los Bills ganaron 16-6 porque alguien tenía que hacerlo. Cuando parecía que no veríamos nada potable, Mike Gillislee, un corredor que empezó el año no siendo nadie en el backfield de un equipo de la NFL, rompió una de las jugadas clásicas de los esquemas de Greg Roman, coordinador ofensivo de los Bills, y se escapó 50 yardas para conseguir el touchdown que remató el resultado final.

Hasta entonces habíamos sido testigos de notables punts, pases incompletos, carreras para un par de yardas y drops. Amén, no lo olvidemos, de ese estilo de juego de Buffalo que consiste en mandar balones profundos a Sammy Watkins de tanto en cuando, como para demostrar que quieren usarlo, ya esté en doble o triple cobertura.

Tyrod Taylor, que de palabra de los que mandan en la franquicia (al menos hasta la semana que viene) es el QB de futuro de la misma, volvió a mostrar su gran capacidad para abandonar el pocket y buscarse la vida como buenamente pueda, algo que ha servido en la historia de esta liga para bien poquito.

Los Cowboys, por su parte, tenían a Kellen Moore detrás del center. Es el cuarto pasador que se encarga del ataque este año, y eso jamás ha sido una buena señal. No falló el prejuicio en Buffalo, con un ataque de Dallas incapaz de mover las cadenas ni de alcanzar la end zone.

A los Bills les queda un último vestigio de, muy cuestionable, motivación para la jornada final, pues tendrán en sus manos, al menos de manera potencial, el sacar a los Jets de los puestos de playoffs en los que van a dormir tras esta jornada 16. Sería poner un punto de alegría, tanto para el equipo como, sobre todo, para Rex Ryan, en una temporada que ha tenido algún buen momento pero que no deja de ser un nuevo fracaso. Y van tropecientos seguidos. A los Cowboys, sin embargo, no les queda nada, absolutamente nada.