Heyward enfurece a los Cardinals y eso es peligroso
El flamante nuevo fichaje de los Cubs apela al potencial del joven núcleo de su equipo y cuestiona el futuro de su anterior equipo y rival divisional.
Cuando empezó el curso 2015-2016 de la agencia libre en la Major League Baseball, había cierta unanimidad sobre que Jason Heyward era el jugador de posición (no pitcher) que mejor posicionado se encontraba para lograr un contrato de larga duración y muy remunerado.
Si bien Heyward no era el mejor bateador disponible, el paquete completo de cualidades que aporta al juego de su equipo es extraordinariamente válido y más en una época en la que se está valorando cada vez más todas las facetas, desde el juego de carrera pasando por lo soberbio que es con el guante alguien como Heyward. Todo ello le ha hecho merecedor de ese enorme contrato de ocho años y 184 millones de dólares para conformar una de las mejores plantillas jóvenes de la MLB sino de toda la competición.
Durante la rueda de prensa introductoria, Heyward estuvo exquisito a la hora de agradecer a los Cardinals, su equipo en 2015, pero justificó su decisión de apostar por el caballo de los Cubs porque ese núcleo joven tiene los mejores años por delante (algo que está por ver) mientras que el grupo de treintañeros en Missouri no le queda mucho para iniciar el declive, si es que ya no empieza a estar en él.
Oh-oh.
Como puede comprender cualquier persona, estas afirmaciones de Heyward, cuestionando lo que pueden hacer los Cardinals en un futuro a corto plazo, no ha sentado nada bien en la orgullosa franquicia de la ciudad del Gateway Arc y más concretamente en la figura de su feroz técnico, Mike Matheny.
Los Cardinals, no lo olvidemos, ganaron cien partidos en una ultracompetitiva División Central de la Liga Nacional que vio como Pittsburgh Pirates lograban 98 triunfos y los Cubs se tenían que conformar con 97.
Y conviene recordar que ese núcleo de “treintañeros” compuesto por Yadier Molina (33), Matt Holliday (35) y Adam Wainwright (34) ha sido parte fundamental de un club que no sólo ha monopolizado su división en los últimos años sino que ha alcanzado las Series de Campeonato cuatro veces consecutivas entre 2011 y 2014, con un título en su haber contra los Texas Rangers en 2011.
Te creas un problema donde no tendría que haberlo.
Si ese orgulloso grupo necesita pocos alicientes para alimentar el fuego competitivo en 2016, las declaraciones de Heyward no hacen otra cosa sino añadir leña al mismo.
Yo no sé vosotros pero creo que para el año que viene, uno espera con especial interés los duelos entre St. Louis Cardinals y Chicago Cubs, que aparte de darnos béisbol del bueno, va a traer un extra que no es poca cosa.
El 18 de abril empezará ese espectáculo, con unos Cardinals que han dejado su costumbre de esta offseason en la que no dejaban de disputar su partida de “Hundir la flota”, impactando contra el agua con todo agente libre que se precie, desde David Price hasta el propio Jason Heyward.
La contratación de Mike Leake por cinco años y 80 millones de dólares le dará profundidad a un equipo que todavía puede enseñarle algunos trucos a los hambrientos Cachorros de Chicago.