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JACKSONVILLE JAGUARS 51 - INDIANAPOLIS COLTS 16

Los Colts se deshacen como un azucarillo ante los Jaguars

El equipo de Indianapolis compromete su entrada en los playoffs con una actuación descorazonadora ante un rival menor.

Marcedes Lewis consigue un primer down contra los Colts.
Logan BowlesUSA Today Sports

Los Indianapolis Colts empezaron el partido contra los Jacksonville Jaguars con una racha de dieciséis victorias consecutivas ante rivales de división, todo un récord en la NFL. Pues eso se acabó. Con la contundencia que expresa el marcador final 51 a 16, el equipo de Chuck Pagano se dejó esa racha en Florida y, lo que es más importante, redujo sus opciones de entrar en playoff un poco más.

Y es que los fans de los Colts tienen que estar hundidos ante la descorazonadora actuación de su equipo en un día en el que tenían que ganar sí o sí. Los Jaguars no dejan de ser un rival menor y una victoria les pondría en franca posición para afrontar el inevitable duelo contra los Houston Texans que decidirá la división.

No empezó mal el partido para Indianapolis. Al menos en el sentido más ortodoxo del juego. Eran capaces de mover las cadenas y eran capaces de detener a los Jaguars. No es que tradujesen ese dominio en puntos, con un intercambio inane de field goals, pero la sensación era de estar haciendo bien las cosas. Pero, entonces, el infierno se abrió y de él salieron los más extraños touchdowns de un encuentro, que a partir de entonces enloqueció.

Primero fue la defensa de los Colts la que anotó aprovechando un terrible snap de Wisnewski que Bortles no pudo atrapar. Pero, en el siguiente drive de los Colts, un golpe a Hasselbeck forzó un fumble que Branch retornó para touchdown. Esa anotación llevó a los equipos al vestuario, pero de él salieron los Jaguars a la búsqueda de big plays mientras que Indianapolis se quedó noqueada por no ser capaces de materializar su mejor juego.

Allen Robinson, Allen Hurns, Denard Robinson, Julius Thomas... todos se sumaron a la fiesta con jugadas de ruptura que desnudaron a unos Colts sin alma que bajaron los brazos. Mientras caían las jugadas de alto yardaje y, con ellas, los puntos, en Indianapolis ni siquiera eran capaces de proteger a un Matt Hasselbeck que se vio envuelto en varios golpes, algunos de ellos punibles por ser fuera de banda, que le llevaron a ver el partido como espectador en los últimos instantes. Charlie Whitehurst aún tuvo tiempo de lanzar una intercepción que remató el resultado final del partido.

Como un azucarillo, los Indianapolis Colts se deshicieron en cuanto el partido se salió del carril imaginado en un principio, de los cauces de la normalidad, y un equipo con más espíritu, al menos la que se deriva de su juventud, se los comió sin miramientos. Mal asunto cuando te estás jugando la vida en una temporada en la que se esperaba de ti, al menos, ganar tu división con amplitud y comodidad. Una comodidad de la que ya no disfrutan, con el agua al cuello como están, y de la que parecen abusar cuando las cosas se ponen feas, como en esta ocasión en Jacksonville.