El dudoso criterio horario de las finales de conferencia
Hoy, casi a la misma franja horaria, coinciden la final de la ACC, la Pac-12 y la Big Ten, lo que no tiene sentido alguno desde cualquier punto de vista.
Hay una característica de las competiciones deportivas norteamericanas que me parece de lo más importante y las destaca a nivel mundial. Se trata de la organización del calendario y los horarios de competición. Dado que huyen como la peste del azar, de eso de sortear o sacar bolitas de una copa, métodos de emparejamiento dignos del pleistoceno y ajenos a la racionalidad, se pueden permitir el lujo de pensar y decidir, verbos estupendos, cómo poner tal encuentro este día y a esta hora es mejor para el espectáculo.
Ya sea la NFL con sus jornadas condensadas de domingo, la NBA y la MLB usando los miércoles y los fines de semana para poner decenas de partidos mientras reserva días como los jueves para los emparejamientos estrella, o el hecho de usar todas sus fiestas importantes (Acción de Gracias, 4 de Julio, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo...) para programar lo mejor de los mejor en sus deportes, el caso es que se cuida este aspecto hasta el detalle. Y de eso nos beneficiamos los seguidores.
La NCAA no es ajena. Su domino de los sábados es apabullante. Desde las doce del mediodía, hora de la costa Este, y hasta las dos de la madrugada, del mismo huso horario, se desparraman los encuentros para tener al aficionado enganchado de contiuno.
Aunque hay partidos a todas horas, existen cuatro turnos, por así decirlo, marcados y admitidos como clásicos e inalterables: las doce del mediodía, las tres y media de la tarde, las siete y media de la tarde y las diez de la noche. Encuentro a encuentro, se iban rellenando esos huecos para que siempre hubiese máximo interés
Sin embargo hace un tiempo que los grandes partidos se han ido concentrando en el tercero de los horarios, el prime time. Tiene que ver la inmensa millonada que las televisiones, sobre todo la ESPN pero sin dejar de nombrar el desembarco de la Fox con toda su artillería en el deporte, han soltado y tiene que ver con que las audiencias son muy regionales. Es decir, el tipo de Alabama ve los partidos de la SEC y el de Ohio los de la Big Ten, por lo que pueden coincidir a la misma hora los grandes duelos de las conferencias porque mantienen su público base.
Los que lo sufrimos somos los que queremos verlo todo, los seguidores en global de la competición.
Y eso llega a su punto álgido hoy. Porque hoy se juegan las finales de conferencia de las cuatro grandes conferencias (la Big XII, una quinta grande, no tiene final) y resulta que tres de ellas coinciden en hora.
Es ridículo. Atenta contra toda lógica, salvo la que os he citado, y nos obliga a tener tres pantallas abiertas a la vez y volvernos locos cuando lo fácil hubiera sido ocupar, claro, los cuatro horarios tradicionales.
Alabama y Florida se juegan el título de la SEC a las diez de la noche (hora española). Será el único partido que veremos con cierta atención. Porque entre la una y media y las dos de la madrugada (hora española de nuevo) se nos acumulan el Stanfod-USC, final de la Pac-12, Iowa-Michigan State, final de la Big Ten, y Clemson-North Carolina, final de la ACC.
Es un disparate. Insisto, seguro que hay buenos motivos televisivos, y el negocio es el negocio, pero se cargan una de las grandes ventajas, y verdades, del deporte norteamericano: darnoslo todo en un orden y unas posibilidades perfectas para degustar la jornada de cabo a rabo.
Los grandes beneficiados son los chicos de la AAC que han andado espabilados y han colocado en el primer turno de partidos, nuestras seis de la tarde, su apetitosa final entre Houston y Temple. Un partido menor, de una conferencia menor, que se convierte es la mejor opción del día por la tarde y al que, seguro, los fans seguiremos con mucha más atención de la que tendrían en una lógica jornada de finales de conferencia.