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La gran semana de la rivalidad en el football universitario

La NCAA se guarda para el último día de la temporada regular su mejor menú de encuentros y pasiones deportivas, coincidiendo con Acción de Gracias.

Así se las gastó el quarterback de Oregon State, Seth Collins, en el partido contra su rival estatal, los Oregon Ducks.
Steve DYKESAFP

Una de las características principales de la competiciones deportivas norteamericanas es que el concepto de sorteo, así como el del azar del calendario, están donde deben: en la papelera de reciclaje. Los europeos somos más dados a sacar bolas de copas, a dejar que sea la fortuna la que decida quién juega contra quién y cuándo. Es tan absurdo, tan ridículo, tan contrario a la lógica, la racionalidad y la evolución que, por supuesto, tenemos que amañar esos sorteos para que hay algo de cordura.

No así en el mundo estadounidense, en lo que se refiere al deporte al menos. Y mucho menos en el ámbito universitario, donde la tradición y el ser parte esencial de la comunidad son dos patas consustanciales e inviolables de su razón de ser.

Por eso este fin de semana tenemos el mejor menú de partidos posibles en la NCAA, modalidad football. En un alarde de inteligencia se hacen coincidir tres circunstancias: el puente de Acción de Gracias, la última jornada de la temporada regular y las grandes rivalidades, los derbys, todo en un mismo fin de semana, en dos días gloriosos.

Los motivos son obvios. En Acción de Gracias al norteamericano medio va a comer a casa de su familia, de sus padres. Una sociedad con menos apego a las raices que la nuestra, y un territorio nacional tan amplio, suele mandar a sus vástagos a cientos, o miles, de kilómetros del hogar materno. Esta festividad, análoga en este sentido familiar a nuestra cena de Nochebuena, hace que muchos de lo que trabajan en Nueva York, o Chicago, o la capital de su estado, vuelvan, como El Almendro, a casa por Acción de Gracias.

Por lo tanto, muchas personas se reencuentran con sus amigos de la infancia y con sus equipos del alma, los que juegan cerca de donde nacieron. Esos equipos, esas universidades, esos aficionados tienen, aquí sí que coinciden con la cultura europea, sus rivalidades y sus odios enfocados en los vecinos, en los del pueblo de al lado o en los grandes enemigos del estado. Por eso la NCAA, con tanto público potencial cerca de sus estadios y con gusto por la nostalgia en fechas tan señaladas, les pone el caramelo en la boca de ver el partido que más desean presenciar en toda la temporada.

El añadido final es el hecho de que sea el partido con el que se concluye la temporada regular por lo que en la mayoría de campos se están jugando la temporada. Ya sea para poder pelear por entrar en los playoffs, en la Final Four, por ganar la conferencia, o la división, por participar en alguna gran Bowl, simplemente para poder ser elegido para una Bowl menor o, en el último de los casos, por fastidiar al enconado vecino de siempre, en cada campo se está jugando mucho este fin de semana.

Este desenfreno de partidos "de la máxima", ya comenzó el jueves con la victoria de Texas Tech sobre Texas. La gran semana continuó ayer con Oregon ganando a Oregon State (Civil War), y Washington haciendo lo propio con Washington State (The Apple Cup).

Como véis, algunos de los partidos tienen nombre propio, los que he puesto dentro de los parentesis. Ninguno tan preciso, tan contundente, como The Game. Así, sin apellidos. La gran rivalidad del deporte universitario en Estados Unidos, y muy probablemente sin tener que añadir lo de universitario, es el Michigan-Ohio State. La disputa viene del siglo XIX, de cuando en el salvaje Oeste se liaban a tiros por los bordes de las fincas y las fronteras de los estados. Hoy, a las seis de la tarde hora peninsular, y por fortuna con armas menos dañinas, los Wolverines y los Buckeyes volverán a reeditar el gran partido, The Game, que paraliza, como cada año, a los grandes aficionados al deporte nortemaricano.

No los voy a nombrar todos, porque sería poco menos que imposible si contamos todas las divisiones, pero ahí va una muestra de la enormidad que vamos a disfrutar hoy: Alabama-Auburn (Iron Bowl), de un misticismo e importancia con poco parangón, Stanford-Notre Dame (The Legends Trophy), Florida-Florida State (Florida Cup), USC-UCLA (The battle of L.A.), South Carolina-Clemson (Palmetto Bowl), Oklahoma State-Oklahoma (Bedlam Series), Virginia-Virginia Tech (Commomweatlh Cup), Georgia Tech-Georgia (Clean Old-Fashioned Hate), Utah-Colorado (Rumble in the Rockies) y Mississippi State-Ole Miss (The Egg Bowl). Más cosas, aunque algo menores en football, como el Kentucky-Louisville, que en baloncesto es una barbaridad, Indiana-Purdue, Illinois-Northwestern, NC State-North Carolina o el Kansas-Kansas State.

Como véis un verdadero atracón. No de pavo, como el jueves, no de compras, como el viernes, sino de football universitario para el sábado. Este puente de Acción de Gracias es de capital importancia en la cultura de Estados Unidos y, claro, su deporte favorito no podía no ser parte de ello.