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AFC Sur desde dentro

La nueva lesión puede salirle a Andrew Luck por un riñón

Metafóricamente hablando, que todo el mundo esté tranquilo. Sin contrato a largo plazo, la repentina fragilidad del quarterback le puede costar mucho dinero en forma de garantías.

 Andrew Luck, quarterback franquicia de los Indianapolis Colts, ha demostrado tener un físico demasiado frágil.
ANDY LYONSAFP

Justo cuando parecía que los Colts empezaban a dar señales de vida y de haber despertado de la pesadilla que ha sido su inicio de temporada, vuelven a cernirse sombras sobre la franquicia. Su quarterback estrella, la piedra filosofal de la franquicia, parece de repente haberse convertido en un jugador frágil y propenso a las lesiones.

Su última dolencia es un traumatismo de riñón. Pero el más preocupado debe ser el propio Luck: su contrato acaba este mismo año, y aunque los Colts pueden retenerlo a voluntad hasta 2018, su recién descubierta falta de fiabilidad puede costarle muchos millones.Lo explicamos en estas mismas páginas en junio.

En contra de lo que es habitual en la liga, los Colts se han tomado con mucha filosofía la renovación del contrato de Andrew Luck. No tenían ninguna urgencia: en 2016 no tienen más que hacer uso del quinto año opcional que cualquier contrato rookie incluye, a precio fijo y por debajo además del coste real de un jugador como el quarterback salido de Stanford. Y en 2017 y 2018 todavía pueden, como último recurso, tirar de franchise tags y, aunque por más dinero, retener al jugador sin comprometerse a largo plazo.

¿Y por qué evitar ese compromiso? Porque, como es bien sabido, las siglas NFL no significan National Football League, sino más bien Not For Long, es decir, que nada dura demasiado. Las lesiones, las súbitas regresiones de jugadores que parecían destinados a lo más alto, los sustos en forma de detenciones en la pre y post temporada… Sobran los motivos, que diría aquel.

No es muy probable que el front office de los Colts se alegre por ello, pero esa prudencia parece ahora todavía más sabia. Y Andrew Luck y su agente tienen que estar lamentándose porque las dos lesiones de este ejercicio le pueden salir muy caras. Su mediocre rendimiento en los primeros partidos de la temporada, no tanto: todavía nadie pone en duda su talento.

La clave está en la letra pequeña, aunque ya no tanto, de los contratos de los jugadores dela NFL: las garantías. Es bien sabido que muchos contratos saltan a los titulares con cifras monstruosas, tanto en años como en millones de dólares, pero que luego esconden una realidad mucho menos reluciente. No es raro que un contrato que estipula que un jugador puede llegar a cobrar 80 millones de dólares durante cinco o seis temporadas apenas le garantice una cuarta parte de esa cantidad durante los dos primeros años de vigor.

Y aquí era precisamente donde se esperaba que el contrato de Andrew Luck marcase un hito. Si había un jugador en la liga con la posibilidad y la capacidad de exigir que el dinero garantizado fuera casi idéntico, o al menos se acercase mucho, a la cifra total que después salta a los titulares, ese era el quarterback de los Colts. Joven, una de las estrellas de la liga desde su primer partido y duro como una roca… hasta ahora.

Por supuesto, que nadie espere que los Colts tengan la más mínima duda a la hora de renovar a Luck. Las lesiones pueden achacarse a la mala suerte y encontrar un sustituto de su nivel es poco menos que una quimera. Pero ahora tendrán una perfecta excusa para racanear en el dinero que acabarán pagando sí o sí, y para condicionar parte del dinero total al número de partidos jugados.