Una imagen, una frase, de la semana 8 de la NFL
Más allá de cualquier resultado, la NFL 2015 atraviesa su ecuador con nuevos ilustres lesionados que se despiden de la temporada... o incluso para siempre.
Esta ha sido una jornada peculiar. De renacimientos y decesos, aunque sea en sentido figurado. Steve Smith, un grande, sufría una lesión que probablemente le ha retirado del football. Y el mismo día que entraba en el Top 10 de los receptores con más yardas en su carrera. Con él se va el espíritu de unos Panthers que él más que nadie hizo grandes, y un miembro de una raza en peligro de extinción, con un corazón tan descomunal que no les cabía en el pecho. Hace un par de meses dije en un podcast que Steve Smith no alcanzaba el nivel de excelencia que exige el Hall of Fame. Hoy me desdigo. No hay muchos que merezcan ese honor tanto como él. Y me temo que también me tendré que desdecir si Peyton Manning sigue jugando al nivel que exhibió contra los Packers, pero de eso hablaremos más abajo.
Patriots 36 – Dolphins 7
Lo malo de los Patriots no es que le corten el buen rollo a sus rivales. Es que normalmente la resaca también se hace muy cabezona y suele durar un par de semanas. Y si no, que le pregunten a los Jets. Pero que en New England se anden con ojo, que su línea ofensiva no fue precisamente un dechado de virtudes contra Miami. O espabilan o la defensa de los Broncos soplará y solpará…
Chiefs 45 – Lions 10
En esta NFL de locos Alex Smith se convirtió en Kaepernick, Stafford en Alex Smith, Megatrón en un besugo y todos los cachondos que pagaron una entrada para ver ese bodrio, en una inmensa ensalada de membrillos.
Bears 20 – Vikings 23
Los Bears hicieron todo lo necesario para ganar, Bridgewater solo despertó al final para lanzar dos buenos pases, y esta vez sí apareció el Peterson concienzudo y machacón, convertido en pesadilla de Halloween para cualquier defensa. Pero la conclusión vuelve a ser que los equipos ganadores lo son hasta cuando no se lo merecen, y los malos son malos hasta cuando lo hacen bien. Y eso es un buen augurio para los Vikings.
Browns 20– Cardinals 34
Para ganar un partido de football, el camino más sencillo consiste en primero demoler al rival y luego darle la puntilla. Los Browns demolieron, se sentaron a la bartola, y fueron los Cardinals los que, sin saber muy bien cómo, terminaron dándoles la puntilla. Ah, y Arians le dio una lección a Pettine de en qué consiste ajustar durante un medio tiempo cuya misión no es descansar aunque lo parezca.
Falcons 20– Buccaneers 23
Atlanta se autodestruyo durante una primera mitad nefasta, como ya lo había hecho con los Saints, en una especie de letargo alérgico a los duelos divisionales. Pero esa derrota en la prórroga tiene algo bueno, pues ha servido para que los aficionados volviéramos a centrar la vista en unos Bucs ilusionantes y en un defensa rookie, llamado Alexander, cuya historia de vida ha sido una lección para todos.
Rams 27 – 49ers 6
Vernon Davis sale por la puerta y Tomsula dice que ni siquiera Kaepernick tiene el puesto asegurado. Yo creo que ya que está el teléfono descolgado, y hay tan buen rollo entre Elway y Baalke, podrían mirar a ver si también quieren a Colin en Denver, que como retornador a lo mejor lo hace mejor que el australiano. Los Rams, a lo suyo, no saben nada de eso, que ellos ya solo se preocupan de mirar hacia arriba desde la llegada de Gurley.
Ravens 29 – Chargers 26
Estoy seguro que cuando Steve Smith se retiraba del campo, llorando con la cabeza debajo de una toalla, él no era el único que lloraba en un partido maldito en que perdimos a un grande, los Ravens ganaron cuando sus aficionados ya solo quieren verles perder y los Chargers perdieron porque ya se les está olvidando cómo era eso de ganar.
Saints 52 – Giants 49
Como ya dije en un tweet, al final de este partido, voy a escribir 1000 veces "no volveré a decir que Brees está casi acabado porque es una absoluta gilipollez".
Steelers 10 – Bengals 16
Me lo pueden negar en el idioma que quieran, pero o Big Ben aún no estaba al ciento por ciento para regresar a los emparrillados, o el señor gordo e insensato que se arrastró por el campo era un impostor. ¿Qué hace diferentes a estos Bengals respecto a los últimos años? Pues que en el pasado no habrían sido capaces de levantarse estando tan tocados ni con grúa. ¿Y lo peor de la derrota de Pittsburgh? Que LeVeon Bell no volverá a jugar hasta la próxima temporada.
Texans 20 – Titans 6
Durante toda la semana pasada hubo un debate en Houston sobre el compromiso de sus jugadores más importantes y ellos lo zanjaron, por fin, en el partido. Durante toda la semana hubo un debate en Tennessee sobre si Mettenberger debía quitarle la titularidad a Mariota y el primero también lo dejó zanjado en el partido. ¿Veis lo bueno que es abrir debates?
Raiders 34 – Jets 20
Estoy locamente enamorado de Derek Carr, porque es talento en estado puro. Estoy locamente enamorado de Fitzpatrick, porque es un paquete, pero capaz de arrancarse el dedo de un mordisco para seguir jugando, aunque sea mal. Estoy locamente enamorado de Geno Smith, porque busca la lesión desde que sale al campo para dejar de torturarme con su presencia.
Cowboys 12 – Seahawks 13
Llevo dos semanas preguntándome qué tiene Matt Cassel que no tenga Brandon Weeden o incluso Tim Tebow. Y de paso alguien me tendrá que explicar que es lo que ha cambiado en estos Seahawks que tanto me entusiasmaban y ahora, intentando hacer casi lo mismo, me producen somnolencia, y hasta hastío.
Broncos 29 – Packers 10
Al final del partido, Peyton Manning compareció en la sala de prensa, miró a los periodistas, amagó una sonrisa socarrona y dijo: “No voy a ponerme en la piel de Jim Mora para repetir el famoso ‘creéis que sabéis, pero simplemente ni sabéis, ni lo haréis nunca’. Aunque es una gran frase, no la voy a decir ahora, pero sí que la diré en algún momento antes de retirarme, aunque el momento no es ahora”. Amén a todo lo que diga el dios Manning, pero yo soy hombre de poca fe y necesito ver los milagros.
Panthers 29 – Colts 26
Cada vez que tenemos a Andrew Luck haciendo un partido pésimo, y lo tenemos a menudo, empezamos a pensar en qué hacer para espabilar al chaval, para que no se le vea tan encorsetado, sufriendo en cada pase porque puede (y suele ser) una intercepción y su carita de, Dios mío, la ansiedad me carcome. Pero, luego, se saca jugadas de debajo de la axila como quien no quiere la cosa y se come el partido. Cuando va por debajo de más de dos anotaciones es cuando de verdad rinde. Así pues, otra semana que nos quedamos con las ganas. De Cam Newton, eso sí, no hace falta decir mucho; está completamente de dulce.