Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

TAMPA BAY BUCCANEERS

Jugó el partido de su vida tras la muerte a tiros de su hermano

Kwon Alexander, de los Tampa Bay Buccaneers, fue la estrella en la victoria de su equipo pese a que no habían pasado ni 48 horas del deceso de su familiar.

Kwon Alexander señala al cielo para homenajear a su hermano Broderick tras una intercepción.
Scott CunninghamAFP

El nombre de Kwon Alexander apenas si era conocido ayer en el mundo de la NFL. Un rookie linebacker que jugó en la universidad de LSU, drafteado por los Tampa Bay Buccaneers en la cuarta ronda, y que estaba dando sus primeros pasos en el siempre complicado mundo del football profesional. Pero tras lo visto en la jornada de ayer pocos olvidarán su nombre porque completó una enorme actuación individual, clave en la victoria de su equipo ante los Atlanta Falcons. Y, ah, sí, lo hizo menos de 48 horas después de que su hermano fuese asesinado a tiros en Anniston, Alabama.

Broderick Alexander sólo tenía 17 años de edad y dejó su vida en una pelea. Kwon tuvo el permiso de su equipo y de su entrenador, Lovie Smith, para hacer lo que estimase oportuno esta semana, pero decidió jugar. "Él siempre quería verme jugar", dijo el emocionado jugador a la salida de los vestuarios tras el partido contra los Falcons, "y se que lo que querría es verme aquí. He jugado por él. Todo lo he hecho por él", añadió entre lágrimas.

Su trabajo fue monumental. Consiguió una intercepción y le quitó un balón de las mismas manos al propio Julio Jones. Realizó 11 tackles, el que más hizo de los Bucs. E, incluso, se le anuló la que fue la mejor jugada del partido: una intercepción en la end zone que retornó 80 yardas. Tal es así que se hizo acreedor del balón del partido. En la ceremonia clásica del vestuario la emoción se adueñó de Kwon, que rompió a llorar ante el abrazo de todos su compañeros y de su entrenador.

"Cuando estás en una situación tan difícil, a veces necesitas de tu otra familia, de tu equipo y tus compañeros, hacer algo que amas en vez de estar en casa dando vueltas a la cabeza", aportó Lovie Smith, entrenador de los Bucs, "no me quiero ni imaginar lo que debe ser perder a un hermano de 17 años. Me alegro mucho de que sus compañeros hayan estado aquí para darle su apoyo".

Los Bucs marchan 3-4 en la temporada, un récord muy superior a lo esperado a principio de año, y el juego de sus jóvenes jugadores es clave en estos resultados. Pero pocos han jugado con tanto corazón, con tanto en mente, como Kwon Alexander en lo que ha sido el mejor partido de su corta carrera como profesional. Un partido que, por desgracia, no olvidará jamás.