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DeAndre Hopkins es el presente y futuro de Texans

Los Houston Texans se impusieron una meta clara para este año: luchar al menos por una plaza de wild-card. Y no fueron pocos los expertos (y los no tan expertos, yo el primero) que les vieron como una alternativa viable, aunque no fueran los favoritos.

Dos meses después, todas esas esperanzas parecen haberse diluido como un azucarillo. El récord de dos victorias y cuatro derrotas es malo, pero todavía peores son las sensaciones: el sainete de los quarterbacks, un head coach desnortado, Clowney todavía rindiendo por debajo de las expectativas…

Pero no todo son malas noticias. Y hay una especialmente buena y que todavía permite soñar a los aficionados de Houston: DeAndre Hopkins. El wide receiver fue elegido en el puesto 27 del draft de 2013 (y no fue el primer receptor en estrechar la mano de Roger Godell, conviene recordarlo: los Rams se llevaron a Tavon Austin con la octava elección) y desde entonces su crecimiento como punto focal y principal del ataque de los Texans ha sido imparable.

Cerró su primera temporada con 52 recepciones y un total de802 yardas. En la segunda llegó a las 76 recepciones y las1.210 yardas. Este año, en sólo seis partidos, ya va por las 52 recepciones que suman un total de726 yardas. Una media de nada menos que121 yardaspor partido.

Y mucho ojo porque la mejor temporada (medida en yardas) de un wide receiver en la NFL es la de Calvin Johnson en2012, a razón de122 yardas por partido. Hopkins juega este año a ritmo de récord histórico.

Todo esto teniendo que “sufrir” los pases de dos quarterbacks decididamente por debajo de la media como Brian Hoyer y Ryan Mallet. Lo que además explica que, a pesar de las magníficas cifras, Hopkins “apenas” haya podido completar la recepción en un 57% de las ¡90! ocasiones en las que ya han lanzado el balón hacia sus inmediaciones. Quince pases por partido dirigidos a Hopkins, no hay dudas sobre quién mueve las cadenas en Houston.

Las estadísticas tradicionales, además, sólo cuentan parte de la historia. Si se rasca un poco más, se descubre que Hopkins consiguió un primer down para su equipo en 42 de las 52 recepciones que lleva hasta ahora. Un espectacular 80%. Los Texans acumulan 147 primeros downs en total, lo que significa que Hopkins supone casi un tercio de ellos. En línea con sus yardas por partido, que suponen un 30% de todas las que consiguen avanzar los Texans, uno de los mejores equipos de la liga en este apartado (y que luego no se traduce en puntos, donde en cambio los Texans están entre los peores).

Los méritos de Hopkins han sido reconocidos con el premio al jugador ofensivo de la semana en la AFC por su partido ante Jacksonville. Pero, por lo demás, su espectacular inicio de temporada ha quedado un tanto ensombrecido por la decepción que ha supuesto el rendimiento global del equipo.

A Hopkins, que todavía juega con su contrato rookie, le espera en un futuro no muy lejano uno de los contratos más abultados que jamás se habrán dado a un wide receiver. Y a los Texans, si no quieren que ese salario lo pague otra franquicia, les queda el “marrón” de buscar un quarterback lo suficientemente prometedor como para evitar que Hopkins vaya en busca del anillo a otra ciudad.