Dungy mete presión, sin querer, a Pagano en Colts
La mejoría de los Colts no alivia la situación de su head coach y las dudas sobre su futuro sobrevuelan el Lucas Oil Stadium.
No hay nada más duro para un entrenador bajo la lupa que una semana de derby. Que a Chuck Pagano le están moviendo la silla no es ninguna novedad: ya empezó la temporada puesto en duda, incluso si la exigencia es poco menos que un anillo de campeón. Y para Indianapolis no hay derby más derby que su enfrentamiento con New England, más que nunca tras el Deflategate. La consecuencia evidente: no hay nadie que se abstenga ya de comentar la situación del entrenador de los Colts.
El último, Tony Dungy. Toda una institución en Indianapolis, que al fin y al cabo es el último entrenador que consiguió el campeonato para la franquicia. Y aunque involutariamente, aumentó en varias toneladas la presión que Pagano ya soporta. Dungy trazó un paralelismo claro entre la situación del head coach de los Colts y la que él vivió en su última temporada al mando de los Tampa Bay Buccaneers. “Es exactamente la misma situación”, dijo.
Por hacer un poco de memoria, Dungy cogió las riendas en 1996 de un equipo que durante dos décadas había sido motivo de mofa y befa, por muchos motivos incluyendo el horroroso color de sus uniformes, pero sobre todo porque desde su fundación acumuló el peor récord de derrotas de la NFL. En sus cinco años al frente de la franquicia, Dungy construyó la que sin duda fue la mejor defensa de la liga, convirtió a los Bucs en un fijo de los playoffs y lo metió dos veces en la final de conferencia.
Pero para entonces los Glazer, los dueños de la franquicia, veían demasiado cerca el éxito y se volvieron ambiciosos. Al cierre de la temporada 2001 despidieron a Dungy, pusieron al frente a Jon Gruden, procedente de los Oakland Raiders. Gruden mantuvo la defensa intacta, insufló nueva vida al ataque y se llevó el título tras vencer enla Super Bowl precisamente a su ex equipo.
¿Hay paralelismos? Algunos sí, es evidente. Pagano cogió a un equipo completamente deshecho tras la era Manning y ya desde el principio lo convirtió en un fijo de los playoffs. ¿Más allá de eso? Nada. Es más: nada de nada.
Dungy, que venía de ser coordinador defensivo de los Vikings, construyó como ya he dicho la mejor defensa de la liga en Tampa Bay. La defensa de los Colts, como ya ocurrió en tiempos de Manning, todavía deja bastante que desear. Y eso que Pagano es otro especialista defensivo y llegaba de gestionar otra de las grandes defensas de la NFL: la de los Ravens.
En el ataque, Dungy en Tampa tenía que conformarse con Brad Johnson (con el que había coincidido en Minnesota) en el puesto de quarterback. Pagano, en cambio, ha tenido a su disposición a uno de esos talentos que llaman generacionales: Andrew Luck. Y precisamente muchas de las críticas contra Pagano se centran en la aparentemente escasa evolución del quarterback salido de Stanford.
Y sí, es cierto que Dungy acabó sin trabajo porque el front office de Tampa quería una Super Bowl y la quería ya (y a la vista del resultado es difícil culparles). Pero en el caso de Pagano no son tanto los resultados sino las formas lo que han puesto a Pagano en el disparadero. La falta de tensión del equipo en momentos clave, principalmente.
Ahora a Pagano sólo le queda rezar para que otra de las diferencias entre los Colts de 2015 y los Bucs de 2001 no cambie: la impaciencia de los Glazer frente a la tranquilidad de los Irsay, que no tuvieron problemas en mantener tanto a Dungy (irónicamente) como a los Polian al frente de la franquicia incluso cuando, con otro talento generacional como Payton Manning, los de Indianapolis “sólo” ganaron un título.