Seattle luce superior a San Francisco, pero nada más
En un duelo que hasta 2014 era por la supremacía en la NFC Oeste, los Halcones Marinos prevalecen para dejar a los 49’s en el sótano de la división.
Seattle y San Francisco tenían que estar cara a cara para mostrar las realidades que enfrentan en la actual temporada.
Lo que era una rivalidad que irrumpía como una de las más intensas en la historia de la NFL por lo que se jugaba en cada encuentro y la intensidad con que se disputaba cada jugada, se convirtió en un duelo de equipos desesperados por salir del fondo de la NFC Oeste.
Así de profunda es la crisis que Seattle y San Francisco sufren en 2015, aunque la de los 49’s es más profunda.
San Francisco sumó nueve patadas de despeje (punt) por sólo ocho primeros 10 y su anemia se reflejó en las 55 yardas totales que su ofensiva logró en el primer medio. De hecho, en sus dos últimos ataques del segundo cuarto, los 49’s perdieron yardas.
Los problemas de ambos equipos inician en la trinchera, la línea de scrimmage, lo que tiene a los quarterbacks de ambos equipos con una ansia evidente y, de paso, expone sus carencias como pasadores.
Pero alguno tenía que prevalecer y Russell Wilson, con la ayuda de un Marshawn Lynch, que, pese a tener una molestia que lo obligó a volver el estómago, lució por momentos como el corredor arrollador de los últimos años.
Lynch puso al frente 7-0 en el primer cuarto al anotar en carrera de una yarda para poner fin a una serie que avanzó 61 yardas en 12 jugadas sin mucho problema.
Lynch sumó 122 yardas en 27 acarreos. Wilson completó 18 de 24 pases para 235 yardas, 43 de ellas en un pase de touchdown a Ricardo Lockett que aumentó su ventaja a 17-0 en el segundo cuarto.
Wilson y Kaepernick tienen estilos similares, pero el quarterback de Seattle presume más calidad por tener más precisión en sus pases, como lo mostró con la conexión a Lockett, pero la ansia por sacudirse la presión, incluso cuando no hay tanta, lo traiciona.
Wilson falló anoche en darle la puntilla a los 49’s al final del primer medio. En segunda oportunidad desde la yarda 20 de San Francisco, corrió a la banda izquierda para alejarse de la presión, lo que retrasó su envío. Cuando lo hizo, había ya dos defensivos cerca de Doug Baldwin y uno de ellos, Tramaine Brock, lo interceptó con facilidad en la zona final.
En el tercer cuarto, otra precipitada decisión de Wilson mantuvo en el juego a San Francisco, esta vez al forzar un envío a la doble cobertura que Kenneth Aker también interceptó con facilidad.
La defensiva de Seattle, con la complicidad de la anémica ofensiva gambusina, ayudó a que esas intercepciones fueran sólo anécdotas para Wilson al sostener una ventaja en el último cuarto por primera vez en la campaña.
La ansia o apuro de Wilson la provoca una mala línea ofensiva que permitió que los 49’s lo capturaran en cinco ocasiones.
Lo mismo sucedió con Kaepernick, quien fue atrapado atrás de la línea de scrimmage en seis ocasiones por no saber moverse dentro de la bolsa de protección o por retener el ovoide en sus manos demasiado tiempo.
A diferencia de Wilson, Kaepernick no se aventuró a lanzar profundo, en gran medida, por el buen trabajo del perímetro de Seattle, encabezado por Richard Sherman y Kam Chancellor, que no le dio espacios a los receptores de los 49’s.
Ante esto, Kaepernick produjo gran parte de sus 124 yardas con envíos por el centro del campo. El pasador de los 49’s completó 13 de 24 envíos.
La ineptitud ofensiva de San Francisco y una defensiva a la que le faltan piezas valiosas en posiciones clave hicieron lucir a bien a Seattle.
Los Halcones Marinos dieron un paso en la dirección correcta en su intento por funcionar como lo hicieron los dos últimos años, pero, a diferencia de 2013 y 2014, vencer a los 49’s no les sirve de parámetro para saber qué tanto han mejorado o pueden mejorar.