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Dallas Cowboys 6 – New England Patriots 30

Los Patriots ganan en Dallas casi sin bajarse del autobús

Los New England Patriots se imponen con facilidad a unos Dallas Cowboys que solo plantaron cara en el aspecto defensivo durante la primera mitad.

Tom Brady anotó un touchdown de carrera en el segundo cuarto.
Erich SchlegelUSA TODAY Sports

Los Patriots no jugaron precisamente su mejor partido de la temporada. En realidad tuvieron una actuación bastante gris. Se empezaron a desangrar con una línea ofensiva irreconocible que permitió cinco sacks a Tom Brady en la primera mitad. Y con un quarterback luchando por su vida, no tuvieron nunca la frescura a la que nos tienen acostumbrados.

Pero igual que saben ganar con fuegos artificiales, los de Boston se remangan y hacen una faena de aliño para salvar la papeleta si hace falta. Y esa fue la decisión que tomaron cuando vieron que las cosas no salían como esperaban, después de una semana de descanso que les ha llegado demasiado pronto y que aparentemente les ha roto el ritmo. Con Dion Lewis convertido en salvavidas, y Gronkowski apareciendo poco, pero siempre cuando más falta hacía, se pusieron dos anotaciones por delante antes del descanso y durante el resto del partido se limitaron a gestionar el reloj sin demasiadas florituras.

Pero nada de lo anterior habría sido posible si hubieran tenido enfrente a un equipo con más pegada. Los Cowboys fueron duros e incisivos en defensa durante la primera mitad, pero blanditos y conservadores en ataque. Weeden completaba 7 pases para 36 yardas antes del medio tiempo, se comía dos sacks, y lanzaba un pase al pecho de Chandler Jones, que dejaba caer el inesperado regalo. Sin un quarterback del que se fíen, los Cowboys tampoco pudieron tirar de un backfield desangelado en el que Joseph Randle hace lo que puede, que tampoco es demasiado.

En la segunda mitad, los Patriots salieron con la lección aprendida y consiguieron blindar las espaldas de Brady, que recuperó las sensaciones y empezó a hacer daño de verdad. La defensa de los Cowboys parecía cansada de intentar ganar el encuentro sin ayuda de su ataque. Primero Lewis, y más tarde Edelman, en una jugada de 59 yardas, dejaban el partido listo para sentencia recién comenzado el último cuarto (27-6).

Todavía hubo un fumble de Witten, una intercepción a un pase inaceptable de Weeden y un field goal que cerró el marcador en 6-30, con los Patriots, una vez más, manteniendo en el campo a los titulares incluso en los minutos de la basura. Entrenamiento extra con contacto ante unos rivales sumisos.

Estos Cowboys no tienen alma. La perdieron el día que se marchó DeMarco Murray y se convirtieron en difuntos con la lesión de Tony Romo. Resulta penoso ver cómo un bloque pensado para luchar por cosas grandes transita por la liga sin ilusión ni ganas, pensando antes de tiempo en una offseason aún muy lejana. Un rival demasiado sencillo para unos Patriots que cumplieron el expediente, tomaron nota de los errores y continúan invictos casi sin tenerse que bajar del autobús.