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BUFFALO BILLS 10 - NEW YORK GIANTS 24

Los Giants aguantan en el último cuarto por los errores de los Bills

Los de Nueva York, acostumbrados este año a dejar escapar grandes rentas al final de los partidos, ganan por los errores de los de Buffalo.

Odell Beckham Jnr. gana la partida a Stephon Gilmore.
Tom SzczerbowskiAFP

A mitad del último cuarto del partido que enfrentaba a los Buffalo Bills y los New York Giants la sensación que había en el Ralph Wilson Stadium es que el equipo de casa remontaría. Los Giants ganaban 16-10, pero han convertido esta temporada en un amago de ataque al corazón para sus aficionados en los instantes finales de los encuentros. Pero dos jugadas puntuales cortaron de raíz la remontada y dejaron el marcador final en Bills 10- Giants 24.

La primera y más importante fue una carrera de Rashad Jennings. Un pase, para ser exactos, aunque el mérito de la misma fue por tierra. En el medio del campo, en un tercera y tres crucial, recibió bastante por detrás de la línea de scrimmage. En ese momento los Bills comenzaron una serie de placajes fallados que, de manera inverosímil, llevó el balón hasta la end zone. Touch down. En el siguiente drive de los Bills, intercepción. Campana y se acabó.

Desde el punto de vista de los Giants tiene que ser una lástima tener que llegar a ese punto. Porque la tarde estuvo dominada por el equipo de Nueva York. Sobre todo la primera parte. Tal y como hicieron los Patriots, los Giants se asentaron en el emparrillado de Buffalo y dijeron alto y claro: que nos gane el brazo de Tyrod Taylor. Cerraron las esquinas y pusieron toda la presión en el medio de la línea. El resultado fue, insisto, el mismo que el que tuvieron los de New England en el mismo escenario, pues los Bills entraron en cortocircuito y se pasaron penando treinta minutos.

Ni la carrera ni los pases cortos funcionaron y lo único que pudieron acumular fue yardas... pero de penalización. Y en contra. Porque esa fue otra de las características del ataque de Buffalo; superados por sus rivales en cuanto a potencia e intensidad en la trinchera, se dedicaron a tratar de pararles en falta. No lo consiguieron.

Con mucho criterio, Eli Manning y los suyos movieron las cadenas usando un recurso poco utilizado frente a los Bills como fue atacar a Stephon GIlmore. La aparente diferencia de nivel entre los dos CBs titulares de Buffalo parece aconsejar esa medida. Pero Eli jamás ha rehusado un buen duelo, así que Gilmore se vio exigido, y superado, en la primera mitad.

Los ajustes del descanso funcionaron bien para Buffalo. Con el partido medio perdido dejaron a Taylor mayor libertad a la hora de mirar en campo profundo y allí encontró a la gran estrella de lo que va de temporada en el equipo: Charles Clay. El TE puso cabeza abajo la secundaria de los Giants y realmente les atemorizó haciendo soñar a la hinchada con la remontada.

A la vez, la línea defensiva de los Bills comenzó a imponerse. A medida que avanzan los partidos esta unidad es más dominante y el sufrimiento llegó al pocket de los Giants, cada vez más pequeño.

Y en esas estábamos cuando sucedieron esas dos jugadas puntuales que rompieron la magia en el Ralph Wilson Stadium y acabaron con la leyenda de que los Giants se dejan remontar en los instantes finales. No esta vez. Y justo es pues, en el gran esquema del partido fueron mejores que los Bills. Entre otras cosas porque afinaron algo que el resto de rivales de los de Rex Ryan van a hacer todo el año, que no es otra cosa que insistir en que Tyrod Taylor gane partidos con su brazo, algo que aún no ha hecho y para lo que parece que está verde.