Bill Belichick alcanza el demoniaco .666 de victorias
Había sospechas fundadas al respecto, pero ahora se han despejado todas las dudas pues las matemáticas no mienten: es el mismísimo diablo.
Algo se olía el resto de la NFL. Algo con un tufo a azufre, en concreto. Era verle entrar en los despachos, en los campos, y todos sus rivales ponían mala cara, como de sentirse indispuestos. Estaba claro y, al fin, la matemática, fría, inexorable, veraz en cualquier caso, ha aportado la luz definitiva a un asunto muy oscuro: Bill Belichick es el mismísimo demonio.
El entrenador de los New England Patriots ha alcanzado, con la victoria de este pasado domingo de su equipo sobre los Jacksonville Jaguars, el escalofriante porcentaje de 0.666 triunfos en toda su carrera en la NFL, incluyendo los playoffs. El número de la bestia no miente. Belichick es Belcebú. El diablo. El anticristo. El ángel caído. Es todo eso y mucho más. Es el tipo más poderoso de la creación, si excluimos al señor de las barbas blancas y, probablemente, a Batman (esto último por confirmar).
En sus años como entrenador, tanto en Cleveland como en el Infierno helado de Fóxboro, ha ganado 235 partidos, mientras que ha perdido 118. Haced la cuenta. Mirad el porcentaje que os da. Eso, eso, eso mismo. A eso me estaba refiriendo. 66, 6%, .666, 0,666... ponedlo como queráis, pero esto es la prueba definitiva.
Ahora es cuando podemos poner en perspectiva el hecho de que en cierto partido sobre la nieve en el campo de los Patriots en 2002 frente a los Oakland Raiders todo el universo se congelara y los árbitros aplicaran una insospechada "tuck rule", o lo que realmente pasó para que "The Greatest Show on Turf" de los Saint Louis Rams perdiesen el partido que nadie hubiese imaginado en la Super Bowl XXXVI, o eso de hacer una temporada regular perfecta con pases de 60 yardas a Randy Moss en triple cobertura, o que John Harbaugh sospechosamente se olvidase de que era legal jugar con los hombres elegibles en la línea, o que Matt Cassel pudiese ganar 11 partidos como QB titular, o que se pueda poner a jugar de runningback en New England un señor de Murcia y se haga 212 yardas un domingo cualquiera.
Es que es de cajón, mucachos, de cajón. Nada de todo lo anterior cuadra con asuntos humanos.
Lo cierto es que, bromas aparte, para alguien que lleva 13.500 millones de años intentando hacer el mal tener sólo 4 Super Bowls y el Spygate (el Deflategate es cosa de Tom Brady, mal pensados) sobre sus hombros no parece gran cosa. No quiero que se me malinterprete, ojo, que igual hay que endosarle también la extinción de los dinosaurios, las guerras, las pestes, las pandemias, los discos de Muse y los guiones de Como conocí a vuestra madre. Pero de eso no tenemos certificación matemática, rigurosa y científica, como de su maldad en la NFL. Y aquí somos muy serios como para andar insinuando algo de lo que no tenemos los pelos de la burra en la mano (aunque estamos seguros de que SÍ es el culpable de todo eso también).