Chip Kelly respira con la defensa de sus Eagles sobre los Jets
El equipo de Philadelphia desarboló el ataque de los Jets y usó a Ryan Matthews y Darren Sproles para llevarse una gran victoria a domicilio.
Ya dijimos que el Papa Francisco le daría la Super Bowl a los Eagles. Sabemos que nos tomasteis a broma, pero tras lo visto en el partido de hoy, al menos los aficionados de los Jets comenzarán a pensar que algo tendrá el agua cuando la bendicen. Porque este equipo de Philadelphia, el que se presentó en el Metlife Stadium de Meadowlands, poco tiene que ver con lo que vimos en las dos primeras jornadas. Los Eagles ganaron por 24 a 17 tras conseguir superar la gran barrera que es la línea defensiva de los Jets coon un inteligente planteamiento táctico.
Chip Kelly es muy listo. Se le pueden discutir un montón de decisiones, y de hecho se le discuten. Pero su inteligencia no es una de ellas. Su ataque se encontraba sin su gran estrella para este partido: DeMarco Murray era baja. Claro que viendo lo que había conseguido con él en las dos primeras semanas tampoco debería preocuparse mucho. Lo que hizo el entrenador para suplirlo, sin embargo, si demostró su preocupación. Tanto por la ausencia de Murray como por la presencia de la línea defensiva de los Jets, acaso la mejor de la competición.
Así que eliminó ambos factores. El juego de los Eagles durante toda la primera parte se fundamentó en dar balones a Ryan Matthews y Darren Sproles fuera del backfield. Emparejados con linebackers o safeties se volvieron casi invisibles hasta que era demasiado tarde, hasta que recibían el balón. De esta forma también quedaban anulados los Wilkerson, Williams o Coples, incapaces de llegar hasta Sam Bradford por la velocidad con la que el balón abandonaba el pocket hacia el lateral del campo.
Entre eso y un fabuloso retorno del propio Sproles, que fue dejando tackles en el campo como si le gustase recrearse en la suerte de acercarse a los defensores y plantarlos con un quiebro, el partido se puso muy de cara para Philadelphia.
Ayuda, tanto como lo anterior, una defensa que evidenció todos los defectos del ataque de los Jets. Por supuesto, esto fue posible por la ausencia, por lesión, de Eric Deker. El receptor número dos del equipo de Nueva York no sólo es una amenaza en sí mismo sino que ayuda una enormidad a que Brandon Marshall tenga espacio. Sumado a eso que tampoco estaba Chris Ivory, la defensa de los Eagles lo tuvo muy claro: doble cobertura a Marshall y que la línea, en solitario, se encargue de parar la carrera rival.
Funcionó. De maravilla.
La secundaria de los Eagles, tan cuestionada, salió victoriosa de su duelo con Marshall. La razón principal fue numérica, siempre con demasiada gente sobre él. Y, por cierto, con algunas decisiones terribles de Ryan Fitzpatrick, que lanzó igual a su estrella aunque la jugada la desaconsejase. La intercepción absurda rondó el partido durante casi cualquier pase largo.
La primera parte se fue en esas, y en los abucheos de los fans de los Jets para con los suyos, impotentes en ataque y defensa, y superados por un equipo que había dejado dos partidos horrorosos por toda firma hasta ahora.
La segunda parte fue otra historia, pero nunca tan radical como para poner en duda el marcador y las conclusiones. Estas son que los Eagles están vivos, y más teniendo en cuenta la división en la que están y en la que cualquiera de los cuatro pueden meterse en playoffs vaya usted a saber con que recrod; pero también están vivos porque han sabido adaptarse a un rival que no les iba nada, radicalizando su propuesta de pases cortos y uso de corredores de forma diversa. Y, de la misma forma, los Jets han de ser capaces de buscar soluciones que vayan más allá de esperar que Brandon Marshall esté uno contra uno con su cornerback.