La baja de Kang debilita las opciones de los Pirates
El desenlace de las vibrantes series que han enfrentado a los Pittsburgh Pirates y Chicago Cubs nos trajo, aparte de la tercera victoria de los Cachorros que les sitúa a dos encuentros de los Piratas en la lucha por el factor campo en la wild card, la devastadora lesión del soberbio jugador surcoreano Jung-Ho Kang tras la fuerte entrada de Chris Coghlan en la segunda base.
Para todos aquellos vean por primera vez esta secuencia y no sepan mucho sobre el desarrollo de un partido de béisbol, la conclusión es que este deporte es extremadamente violento y que al jugador de los Cubs se le debería sacar una tarjeta roja o lo que diablos haya en este deporte.
Nada más lejos de la realidad.
Lo ocurrido en el PNC Park no es sino un lance habitual de un encuentro de las Grandes Ligas en el que el corredor intenta obstaculizar, entorpecer, incordiar al defensor al mismo tiempo que evita que se realice un cómodo lanzamiento a primera base. ¿El objetivo? Es claro, impedir que se complete una doble eliminación que puede ser capital en el desarrollo de un partido.
Desgraciadamente, en la jugada en la que se vio involucrado Kang por los Pirates y Coghlan por los Cubbies, se produjeron una serie de circunstancias que condujeron al desastre como que la bola rasa fuese lenta y Neil Walker no pudiese asistir a su compañero con la suficiente rapidez para evitar el choque de trenes en segunda.
La clave para que esta jugada pueda ser interpretada como sucia y malintencionada es la actitud de un jugador que va con el ánimo de hacer daño a un rival. No es lo que ocurre aquí a pesar de que en las sucesivas repeticiones se ve como Coghlan se desvía un poco de la base para entorpecer a Kang, que da un paso en la dirección en la que viene el rival sin desviarse en exceso de la base, al más puro estilo Matt Hollliday. A veces lo legal o no baila en una línea extremadamente difusa...
Todas las partes interpretaron la acción como lo que fue, un lance desafortunado del juego, y así lo confirmó el propio Kang en una nota difundida por su agente posteriormente como los propios Pirates, que en ningún momento represaliaron la acción de Coghlan, sino que fue una agresiva pero legal maniobra al llegar a segunda.
Muchas veces este tipo de situaciones inicia una escalada de acontecimientos que bien puede ser ejemplificados por lo que ocurrió con Alcides Escobar al inicio del año tras la entrada de Brett Lawrie y la posterior mala sangre que se instauró entre ambos equipos.
Ni por asomo se parece a lo que se veía en otras épocas, como las “llegadas” por calificarlas de algún modo, de Hal McRae en las Series de Campeonato de 1977. Sobran los comentarios.
Incluso se ha llegado a hablar de la posibilidad de un cambio de reglamento, instaurar la “Regla de Kang” para proteger al corredor o la “Regla de Buster Posey”, la modificación que se hizo a raíz de la escalofriante lesión del catcher de San Francisco Giants y que trata de evitar las colisiones en el home plate. Que los débiles de corazón se abstengan de verla.
¡No va a ser la NFL la única que modifique “en caliente” como con la “Tom Brady Rule”!
Lo más desafortunado es que Jung Ho Kang ha salido lesionado gravemente y se perderá todo lo que resta de campaña con la esperanza de llegar a tiempo para el año que viene ya que el período de convalecencia de su rotura de menisco lateral izquierdo y de la tibia oscila entre los seis y ocho meses.
Y no sólo eso sino que Kang había cumplido un papel extraordinario, cumpliendo de maravilla tanto en tercera como en el short, puesto en el que se ha producido la lesión. El surcoreano no sólo aportaba la polivalencia tan necesaria en toda escuadra sino que con él, los Pirates eran un equipo distinto.
Con él, los Pirates tenían una marca de 63-40 (un equipo que lograría 99 triunfos extrapolado a una temporada regular) y sin él, bajan a 24-19. Las carreras por partido bajan de 4.5 a 3.8. Y su rendimiento era sencillamente espectacular tras el All-Star. Su OPS de .913 era el más alto tanto en el short como en tercera y su slugging era el sexto mejor de toda la Liga Nacional.
¡No está mal para todo un desconocido que venía de la liga surcoreana!
La buena noticia, si es que se puede encontrar algo positivo a esta situación, es que los Pirates tienen gente muy capaz de cubrir su baja como Jordy Mercer en el shortstop y tienen al comodín Josh Harrison junto al veterano Aramis Ramírez que cumplirán con garantías.
Lo malo es que los Pirates era una excelente opción como equipo tapado para hacerse con el título y sus opciones se ven mermadas. Es hora de mostrar que son capaces de superar las adversidades y ganar las Series Mundiales por primera vez desde 1979.