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Nada es lo que parece con los St. Louis Cardinals

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¿Por qué las cosas son como son y no de otra manera? Esa cita del físico y matemático italiano Evangelista Torricelli refleja muy bien la situación de la Central en el Viejo Circuito. ¿Por qué hablar de una división decidida desde junio? Puede que incluso algo antes. Para los Pirates, las cosas deben ser de otra manera y no se conforman con el poder establecido. Un poder que establece St. Louis Cardinals. Un poder que, quizá, se va difuminando. En la mente del aficionado al baseball no destaca mirar la pelea por dicha división, sin embargo, los Cardinals tras ser aniquilados por los Reds en la serie del fin de semana, solo ve una cortísima ventaja de 2.5 juegos respecto a Pittsburgh. Siendo la 2ª menor ventaja de un líder de división respecto a su más cercano perseguidor.

¿Cómo es posible? Los indestructibles Cardinals no se resintieron de la terrible baja que fue para ellos su as en la rotación Adam Wainwright. Ni siquiera el escándalo de pirateo informático pareció afectarles. Sin embargo, vienen cediendo una ventaja amplia que se les puede atragantar de aquí al final de temporada. Quedando ya menos de un mes para la misma. Obviamente, con series pendientes todavía contra Pittsburgh y los propios Cubs.

La explicación es evidente: una preocupante caída en la ofensiva de los Cardinals. Son líderes en pitcheo colectivo abridor y relevo, sin embargo, sus registros ofensivos han caído de forma alarmante. Antes del parón del All-Star, eran 7º en bateo colectivo promediando .257, ahora únicamente son 26º con un registro de .247, varias bajas importantes en la alineación diaria del equipo pueden ser la clave del apartado comentado.

Los Cardinals llegan menos a base, por tanto les cuesta más anotar carreras. Antes de la cita con las estrellas, eran 8º en porcentaje de embasado con .323, mientras que ahora son 19º. También cayó su capacidad de conectar profunda la pelota. Sus XBH antes del All-Star eran 245, ubicando al equipo en la mitad de la estadística entre todos los equipos de Grandes Ligas. Mientras que ahora son 26º con solo 144. La postemporada no es oficial, pero si oficiosa por el amplio colchón del que disfrutan en caso hipotético de caer al Wild Card.

Sin embargo, la pérdida de la división en manos de Pittsburgh (que huele sangre) puede ser un puñal en la moral del equipo. Recibiendo, probablemente, a unos jóvenes Cubs que irían de víctimas. St. Louis no puede dejar escapar la división. Quizá solo estemos ante una regulación de esfuerzos de cara a octubre.

El problema para ellos es que el resto se dio cuenta de que son humanos y que sentirán la lanza que les puedan clavar. Y que esa lanza no caiga fortuitamente en Yadier Molina, la verdadera estrella del equipo y el motor de una maquinaria hasta ahora, perfecta. Posiblemente la única pieza sin un reemplazo claro que pueda estar a la misma altura del sustituido. Es la pieza que haría caer un castillo de naipes indestructible.

Más allá del poder vital de su receptor con el que respira el equipo, St. Louis no tiene a nadie entre el Top20 de las categorías más importantes de bateo (hits, jonrones, carreras empujadas, average). De hecho, nadie de su alineación habitual batea por encima de .300, muy curioso. Además, ascienden como la espuma en errores. Ya son 7º con 88, algo realmente extraño. Matheny tiene una gran responsabilidad, evitar que se le caiga el equipo. El ejemplo de los A's el año pasado es un sobrevuelo constante en el entorno.