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CHICAGO CUBS

Cubs barren del mapa a los Giants, campeones del mundo

La franquicia de Illinois afianza su puesto en la wild card y ganan los cuatro partidos contra San Francisco, algo que no sucedía desde 1977.

Jake Arrieta volvió a estar soberbio sobre el montículo contra San Francisco Giants.
David BanksUSA Today Sports

Espera hasta el año que viene, (“Wait till next year” en inglés). Ese es el mantra tan inoculado en el ADN de los Chicago Cubs, un equipo (y una afición) que siguen esperando su primer título de las Series Mundiales desde 1908. Y puede que la espera esté cerca de terminar, visto lo visto tras el barrido total que los Cubs dieron a los vigentes campeones del mundo, San Francisco Giants, en Wrigley Field durante el fin de semana.

La unión de tantos jóvenes talentos en la plantilla, importantes presencias veteranas y la llegada de Joe Maddon al banquillo de los Cubbies ha supuesto la mezcla casi perfecta para ilusionar una vez más a la parroquia de los de “La ciudad del viento”, como pocas veces ha ocurrido en las últimas décadas.

Una cosa tenía clara Joe Maddon y es que las desgracias, penurias, fallos a la hora de aprovechar las opciones que se les ha ido presentando a lo largo de las décadas no son ni responsabilidad suya ni mucho menos de este fantástico plantel que tiene a su disposición.

Con esta mentalidad y aspirando a los playoffs desde el primer momento, los Cubs han conseguido alcanzar una posición de privilegio tras 110 partidos disputados, que queda más afianzada si cabe tras la serie que acaban de completar en casa contra los defensores del título, barriéndolos en su territorio por primera vez en 38 años en un set de cuatro choques o más.

Es verdad que San Francisco Giants no puso en liza a su as en el montículo, Madison Bumgarner, pero sigue siendo un conjunto extraordinariamente competitivo a pesar de no contar con él y que, con el regreso de Hunter Pence, un más que notable ataque compensa las carencias que puede haber en la rotación siempre que Bumgarner no esté disponible.

Los Giants encontraron la horma de su zapato en estos Cubs que son además su rival directo en la lucha por la wild card, ese encuentro único que dará acceso al ganador al resto de los playoffs y que fue el camino seguido por los Giants para ganar, sin ir más lejos, en 2014.

Si hay algo que necesitaban los Cubs eran fortalecer su cuerpo de lanzadores y ahí entró el notable fichaje de Jon Lester y aunque ha tenido sus altibajos en el primer año en Wrigley, su aportación en los últimos tiempos se acerca a lo que esperaban en la gerencia. El bloque, como tal, es el quinto mejor en efectividad de toda la liga (3.42).

Pero lo más llamativo ha sido la irrupción y confirmación de Jake Arrieta como pitcher destacado del grupo o incluso más allá. En los últimos diez encuentros, Arrieta ha logrado una efectividad de 1.23. Eso es territorio de Greinke o Kershaw.

Igualmente se plantea la disyuntiva de qué lanzador sería el titular para los Cubbies en un hipotético partido de wild card. ¿Sería el veterano de mil batallas Jon Lester, con una ERA de 1.78 desde el 1 de julio? ¿O Jake Arrieta que está colocándose entre la élite del deporte? Ahí tenemos a un buen debate.

Pero este equipo, que ha sufrido nada más volver del All-Star con la escasa aportación de Bryant y compañía, ha visto como han tenido que buscar un hueco a Kyle Schwarber para no perder su valioso bate en el turno? Ahora tiene un decente papel como exterior izquierdo. Si bateas un .385, tres home runs y nueve carreras impulsadas en tus últimos ocho partidos, se te encuentra un hueco de cualquier manera.

Una de las cosas más valientes que ha hecho Joe Maddon ha sido sentar, que no de forma definitiva, a Starlin Castro. All-Star en el pasado, su estrella ha ido a menos en los últimos tiempos y ni está brillando en ataque como era habitual ni en defensa cumple con las jugadas más básicas. Si Starlin Castro consigue volver a encontrar su mejor versión, estos Cubs pueden ser extraordinariamente peligrosos.

Es verdad que la franquicia de Illinois está siendo algo desafortunada porque los dos mejores récords de la Liga Nacional pertenecen a su división pero sólo les queda apretar los dientes, seguir luchando y esperar que se les presente la oportunidad de superar a Cardinals y Pirates.

Por primera vez en muchos años, la ilusión vuelve a Chicago y eso es algo que hay que celebrar no sólo por el propio deporte sino también por una sufrida institución en todos los sentidos que sólo se merece lo mejor.