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Manny Pacquiao: “¿Retirada? solamente pienso en Bradley”

Su combate de esta noche (sobre las 03:00) contra Bradley puede ser la última oportunidad que tiene de demostrar que a los 35 años no ha perdido su “killer instinct”.

El filipino Manny Pacquiao durante un entrenamiento previo a este combate por el título mundial (OMB) que le enfrentará a Bradley en Las Vegas.
AFP

Manny Pacquiao está cansado de que le pregunten si tiene interés en el boxeo, que si está viejo, cansado, interesado más en la religión que en hacer daño a sus rivales... “Voy a responder a todas estas preguntas donde más me gusta, sobre el cuadrilátero y a acabar con todas las dudas. Sólo pienso en Brad­ley”, responde el púgil filipino que ha ganado 55 peleas, 38 de ellas por KO, durante su carrera. Su combate de esta noche (sobre las 03:00) en el casino-hotel MGM Grand de Las Vegas contra Timothy Bradley, el actual campeón del peso welter de la Organización Mundial de Boxeo, puede ser la última oportunidad que tiene de demostrar que a los 35 años no ha perdido ese “killer instinct” que mandó a la jubilación a De La Hoya y al hospital en varias ocasiones a Cotto.

“Desde luego que ha perdido ese instinto, es otro, más compasivo y ha cambiado, ya no es capaz de terminar con sus rivales”, le provoca Bradley que hace dos años ganó a los puntos el primer combate entre ambos. Aunque terminó en silla de ruedas, con un pie dislocado y amenazado de muerte por aficionados que creían que no había ganado el combate. “En esta ocasión no habrá dudas, voy a acabar con él y va a ser su última pelea”, señala Bradley confiado en su triunfo.

“Yo gané ese combate y volveré a hacerlo el sábado porque mi viaje no ha terminado”, presume Pac. Su entrenador Freddie Roach le ha pedido en las últimas semanas que esté más concentrado en Bradley, un rival joven que se mueve bien y que ha ganado los 31 combates que ha peleado. Pacquiao parece convencido de que el norteamericano no puede hacerle daño y que con solo 12 victorias por KO no es capaz de ganar a nadie convincentemente.

Pac es hoy un showman que divide su tiempo fuera de los rings entre política, intereses comerciales, actuaciones musicales y religión. Entre sus entrenadores y colaboradores hay sospechas de la gente que ahora le rodean, varios sacerdotes cristianos que se han convertido en su sombra. A Las Vegas ha ido con tres de estos pastores a los que paga por sus consejo y oraciones 10.000 dólares mensuales.